Los escritores debemos de estar locos. Nos pasamos horas y días y semanas tecleando y borrando. Revisamos y leemos e investigamos para sacarnos de dentro esa historia que queremos que llegue a los lectores, y no sabemos siquiera si al final se publicará, si se venderá o si conquistará a alguien. Gran parte de todo ese trabajo, además, no se ve. Una novela está sujeta por muchos andamios: muchas horas de planificación y escaletado, de reescribir páginas y capítulos enteros, de consultar libros y artículos y documentos y hemeroteca.
Precisamente de la hemeroteca venía a hablar yo hoy.
Quizás no te lo parezca, pero los periódicos son una riquísima fuente de información para el escritor de novela histórica. En un periódico, como hoy en día hacemos todos al abrir Twitter por las mañanas, un personaje puede ojear las noticias y cómo marcha situación política en el mundo. También puede enterarse de que un familiar o un conocido ha fallecido, o encontrar una propiedad en alquiler o descubrir las maravillas del último y más revolucionario producto crecepelo a través de un anuncio.
Vamos, que son un poco un comodín para un escritor. Por eso merece tanto la pena escarbar un poquito en la hemeroteca: ¡una puede encontrar cosas muy interesantes!
Pero como, irremediablemente, todo lo que una investiga para escribir una novela no cabe entre las páginas de esta, hoy quería compartir un par de curiosidades que encontré buceando por la hemeroteca mientras me documentaba para escribir Un elefante bajo el parasol blanco.
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