HACÍA ALGÚN TIEMPO QUE NO ME ponía a documentarme en serio (aunque por mis tableros de Pinterest pueda parecer otra cosa) ¡y lo echaba de menos! Pero resulta que he dejado aparcadas por un tiempo las novelas históricas y me he metido en un proyecto muy diferente: reescribir (o más bien hacer un remake) de una antigua novela mía que nunca pude quitarme del todo de la cabeza. La historia y los personajes siguen esperando que les haga justicia, así que he hecho un refrito de todo lo que me gustaba y he tirado a la basura todo lo demás: el punto de partida es el mismo pero la historia me está llevando a un nuevo final, mucho más planificado y coherente. ¿Y eso qué significa? Pues que gran parte de la labor de documentación ya la tenía hecha de cuando escribí la primera versión de esta novela.
Aunque, claramente, como soy una friki de la documentación, todavía hay mil cosas que tengo que ponerme a buscar y a investigar: una de las razones por las que me he propuesto reescribir este proyecto es porque la ambientación no terminaba de de ser del todo verosímil: los personajes hablaban como suspendidos en un limbo todo el rato e interactuaban poquísimo con su entorno (que, por si no lo has adivinado todavía, es un circo, así que fíjate qué oportunidad tan desaprovechada).
De modo que, esta vez, me he planteado tomarme las cosas con mucha calma y, para asegurarme de que todos los detalles están justo donde quiero que estén (porque obviamente quiero que esta versión sea la definitiva y que las correcciones que tenga que hacer cuando termine no sean demasiado profundas), voy a empezar por el principio. Por eso, de momento se acabaron las entradas de documentación extrema sobre Berlín y la Guerra Fría (espero poder contarte pronto también cómo va avanzando ese otro proyecto) y me voy a centrar más en cosas relacionadas con circos.
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