Hola a todos y ¡feliz 2018! Es un placer empezar un nuevo año compartiendo nuevos postres literarios.
Este mes me he propuesto traeros una receta fácil, que cualquiera podrá atreverse a hacer. Tiene pocos ingredientes y los pasos son muy sencillos, pero el resultado es espectacular (¡y delicioso!).
En cuanto al libro del que he sacado el postre (The madwoman upstairs, de Catherine Lowell), tengo que decir que no está traducido al español, al menos que yo sepa. De hecho, tuve que utilizarlo para un trabajo de la universidad en el que tenía que elaborar un informe de lectura de un libro que no hubiese sido traducido aún; de ahí que en algunas de las fotos se vea que tengo el libro lleno de post-its verdes. De todos modos, se trata de una lectura muy interesante si os gusta la literatura inglesa, y las Brontë en particular. De hecho, el título es una referencia a Jane Eyre (libro del que ya he hablado en su momento con la receta de la tarta de semillas), y todo el libro está lleno de referencias literarias. Pero no os creáis que es un ensayo sobre literatura* ni nada por el estilo: es una novela más bien juvenil protagonizada por la (ficticia) última descendiente viva de las Brontë en la actualidad. Samantha, que así se llama, está ligeramente obsesionada con sus tres famosas antepasadas… y puede que también con su profesor de literatura.
En un momento dado, Samantha y su madre están en París compartiendo un momento de descanso, y su madre la invita a un croissant de almendra. Nada mejor que imitar a Sam y disfrutar de ese mismo dulce junto a un buen libro, ¿no?
ESTE NO ES UN BLOG DE RESEÑAS propiamente dicho, aunque tenga una categoría con ese nombre en el archivo de entradas: las únicas reseñas de verdad que vas a encontrar son las que hice como miembro del jurado de los Premios Guillermo de Baskerville en 2016 y 2017, y el resto de artículos categorizados son más comentarios y análisis de libros desde mi punto de vista de escritora de novela histórica.
Por tanto, cuando alguna vez me llega algún correo en el que me piden reseñas suelo decir que no. Salvo contadas excepciones, como esta que traigo hoy.
Este año me he propuesto muchas cosas (lo típico: organizarme mejor, terminar proyectos empezados, leer más…); lo hago cada año y cada año me encuentro con que al final lo cumplo todo más o menos y vuelvo a marcarme objetivos parecidos para el siguiente.
Pero este 2018 va a ser diferente, porque uno de mis propósitos no voy a marcármelo yo sola: este 2018 va a ser un año de autoras.
¡FELIZ AÑO NUEVO! Esta es la primera entrada del 2018 en este blog ¡y no podía dejar pasar la oportunidad de hacer un poco de retrospectiva!
Dos años y un mes doblando esquinas
El 2017 ha sido un año cargadito de novedades y de cambios (¡y la mayoría para mejor!): esta es una pequeña lista de algunas de los logros que hemos conseguido doblando esquinas durante dos años y un mes.
1. ¡Más de 100 entradas!
Semana a semana, miércoles a miércoles y palabra a palabra con esta hacen ya 107 entradas publicadas en el blog: la número 100 fue la reseña de Clorofilia para los Premios Guillermo de Baskerville 2017 de Libros Prohibidos (por cierto, ¡sabremos el resultado la semana que viene!)
2. 21 postres
Y también poquito a poquito, mes a mes, María Vogel lleva más de 20 postres literarios: recetas sacadas de libros que nos trae con todo su cariño. Acepta sugerencias, así que no dudes en dejar en un comentario cualquier tarta o bizcocho que aparezca en tu libro favorito: ¡María no se deja asustar por ningún reto!
De aquellos eventos surgió la idea de subir pequeños vídeos a Youtube: aunque de momento no me planteo la idea de mudarme allí, lo cierto es que fue divertido investigar un poquito cómo funciona y no descarto volver a animarme en el futuro.
De lo que sí que me he mudado es de blog: cuando empecé tenía otro dominio y otro aspecto (¡y otro logo!), pero este año y con la ayuda de Bittacora le di un lavado de cara al blog. ¡Y no me arrepiento!
7. Instagram y lista de correo
El cambio de dominio me hizo sentirme valiente y me hice una cuenta de Instagram. Era algo que llevaba tiempo planeando y, aunque no soy ni mucho menos una bookstagram influencer, lo cierto es que es una red que me encanta (casi tanto como Pinterest): ¡sígueme por aquí! Además, después de unas pequeñas vacaciones de verano me animé también a abrir una lista de correo: si quieres recibir un mini artículo una vez al mes y las actualizaciones semanales del blog en tu bandeja de entrada, ¡apúntate!
Para terminar este resumen, aquí te dejo una maravillosa lista con los cinco artículos más visitados del año 2017:
Y estos son mis cinco artículos favoritos de todos los que he publicado este año en el blog:
¡Y no me queda mucho más por decir! La semana que viene empiezo con un proyecto nuevo (así que estate atento para no perderte ningún detalle) y, como siempre, todos los comentarios son extremadamente bienvenidos. Espero poder volver a escribir una entrada parecida al año que viene, y al siguiente ¡y al siguiente! Y que sean muchos 😉 ¡Hasta el miércoles!
HACE MUCHOS, MUCHOS AÑOS (inicio de cuento, porque puedo) hice de lectora cero para una novela corta que había escrito un amigo sobre Salem y sus brujas. Fue hace tanto tiempo que de aquella primera lectura solo recuerdo un par de detalles que incluyen los comentarios de fangirleo puro que colé entre las opiniones un poco más técnicas.
Pues resulta que, mucho tiempo y varias correcciones después, ese amigo, que se llama Alberto Ferrera, acaba de publicar esa misma novela, Ocurrió en Salem, con la Editorial Tandaia (que te recuerdo que es la misma en la que también está publicada mi novela de vikingos, Cuando la luna brille). No podía dejar pasar la oportunidad de pedirle a Alberto que se pasara por el blog para contarme un poquito más sobre las brujas de Salem (ya sabes, mi curiosidad histórica insaciable), ¡y ha escrito este pedazo de artículo!
El infodumping, esa manía de meter información que no es relevante en una novela (normalmente porque el autor ha ocupado mucho tiempo en documentarse), es un problema muy, pero que muy extendido entre los escritores de novela histórica, porque a veces se nos olvida que a nadie le importa cuántas horas hemos pasado buscando si había lecheros en el Berlín de 1961.
¿OS HE DICHO ALGUNA VEZ que el otoño es mi estación favorita? Me encanta cómo todo cambia de color, el tiempo empieza a refrescar y llegan los días de lluvia en los que nada apetece más que hacerse con una manta, una bebida caliente y un buen libro. Además, el otoño es la época de cosechar productos deliciosos como las manzanas, las setas, mis adoradas castañas… y las calabazas. Me encanta cocinar con calabaza, como ya he demostrado en alguna ocasión. Así que, aunque parece que en todas partes nos estamos preparando ya para la Navidad, quiero aprovechar lo que nos queda de otoño para traeros una receta con calabaza, junto con un libro perfecto para esas tardes lluviosas que tanto me gustan.
Tengo que confesar una cosa, sin embargo: en realidad, es posible que la receta original de este postre literario no llevara calabaza. He tenido mis dudas al respecto. Resulta que, en mi edición de La leyenda de Sleepy Hollow, me encontré con este fragmento que hace la boca agua: