¡Y AQUÍ ESTÁ LA TERCERA RESEÑA! Como miembro del jurado de los Premios Guillermo de Baskerville, organizados por la web Libros Prohibidos (si no los conoces, es el momento de darte un paseo por su web), me toca hablar de cuatro obras. Es mi segunda edición, porque ya participé como jurado en la edición del año pasado, aunque en la categoría de Relato Corto, mientras que este me ha tocado la Novela Corta.
Hasta ahora he reseñado Despertares, de Felicidad Martínez; y Clorofilia, de Cristina Jurado (puedes curiosear un poco cómo va la cosa por aquí) y solo me quedaría una novela más de entre todas las nominadas
¡Vamos ya con la reseña!
«36», Nieves Delgado
El nacimiento de una nueva Inteligencia Artificial en el CIDIA siempre es motivo de alegría. En el caso de la que ocupará el cuerpo número 36, la felicidad es doble, puesto que, nada más nacer, ha sorprendido a todos los técnicos con un insólito «Buenos días». 36 no es una IA como las demás, se hace preguntas y quiere respuestas. ¿Dónde reside la verdadera identidad? ¿Qué sentido tienen las etiquetas? ¿Es necesario integrarse y aceptar la opinión de la mayoría?
Lo que más me ha gustado de 36 ha sido, sin lugar a duda, la caracterización de sus personajes. Especialmente de los secundarios, y quiero pararme a destacar este punto porque no es nada fácil dejar bien definidos un puñado de secundarios en una novela corta, sobre todo si se desarrolla en un período de tiempo tan amplio como esta. ¿Y cómo consigue esto Nieves Delgado? Utilizando con maestría el mejor recurso de caracterización de personalidades que tenemos a nuestro alcance (y uno de los más difíciles de dominar, también): los diálogos. Inteligentes, acertados y, sobre todo, muy realistas.
Si a esos diálogos tan bien conseguidos le añadimos el hecho de que las escenas están especialmente bien escogidas, puedo decir que no sobra ni falta nada en el relato de la vida (llamémoslo así) del personaje principal, que al fin y al cabo es lo que es 36. Incluso el hecho de que el personaje de Edvard medio desaparezca en la última parte de la novela puede interpretarse como una analogía de cómo los padres toman un segundo plano en la vida de las personas a medida que vamos creciendo: ¡y ese tipo de simbolismo me fascina!
Otro de los grandes puntos a favor de esta novela es el magnífico trabajo de worldbuilding o creación de mundos que ha realizado la autora: se trata de un entorno muy parecido al nuestro, pero al mismo tiempo con unas diferencias muy marcadas. Lo que me encanta de cómo Nieves Delgado nos ha presentado esas diferencias es que ha escogido algunos detalles significativos, con mucho acierto para que esas pequeñas partes sirvan para representar al todo. El espacio de la novela es muy reducido y, en estos casos, suele ocurrir que parece que los autores se quedan cortos y que solamente nos dejan asomarnos por un ventanuco pequeñito al mundo que han creado; no es el caso de 36, donde realmente parece que no observamos desde fuera sino que nos hemos metido dentro de la historia.
El mensaje de la novela es también muy bueno: tanto su introducción como los dilemas que plantea, y me gusta mucho cómo las reflexiones de los personajes llevan a presentar varias opciones (o soluciones, podríamos decir) pero la autora no nos fuerza a decantarnos por ninguna. La idea, en general, es de diez, y el desarrollo de esta prácticamente perfecto.
La única pega que le pondría es que, sobre todo al principio, 36 tiene un aire como de cuento. Y esto no tendría que ser necesariamente algo negativo (si me conoces sabrás que no solamente soy una friki de la documentación, sino también de los cuentos de hadas), pero en el caso de esta novela corta creo que el comienzo, una parte tan importante de cualquier narración, peca de explicativo. No llega a ser infodumping puro y duro, pero tengo la sensación de que el efecto de lo que se nos cuenta habría sido mucho más impactante si se hubieran escogido dos o tres escenas clave para mostrar todo eso que ocurre (y que, sin duda, es necesario para la comprensión total de la trama) y, mediante uno de esos diálogos tan buenos que Nieves Delgado sabe crear, o quizás mediante alguna vuelta a una estructura que se queda en algo demasiado lineal y cerrado, las cosas se nos hubieran mostrado en lugar de ser contadas.
De hecho, creo que lo único que le falta a 36 para convertirse en mi historia favorita de ciencia ficción de todos los tiempos (que, a ver, es cierto que no me considero ni muchísimo menos una experta [ni siquiera una lectora especialmente asidua] en el género, pero alguna que otra cosilla sí que he leído) es eso: un poquito más de complejidad en los tiempos de la narración o algún que otro juego de perspectivas o de estructura. Un poquito más de ambición a la hora de contar los hechos le habrían dado a 36 toda la memorabilidad que se merecen la historia y los personajes.
Otras reseñas de 36:
¡Y hasta aquí esta tercera reseña de Novela Corta de los Premios Guillermo de Baskerville 2017! Muy pronto, la última: suscríbete a mi lista de correo para que no perderte nada de nada. ¡Hasta la semana que viene!
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