NO, ESTO NO ES UNA ENTRADA de los Postres Literarios. Se le parece un poco, pero siento desilusionarte: no habrá más recetas hasta el mes que viene. A cambio (y aunque sé que no se le puede comparar) lo que te traigo hoy es una de mis reflexiones/apuntes relacionados con la documentación que estoy llevando a cabo para la novela que he terminado de escribir hace poco y que estoy corrigiendo (sí, esa que no paro de nombrar y que está ambientada en la Guerra Fría).
Resulta que toda la historia transcurre en Alemania (cuando no se llamaba simplemente Alemania, se entiende) y que mis personajes hablan alemán (aunque hay un par de ellos que lo hacen en DGS, pero eso es otro tema); como solución a un problema que se me planteaba a la hora de meter de vez en cuando algunas palabras en alemán en medio del texto en español (porque no tenía muy claro cómo explicar el significado de esas palabras sin romper el ritmo de la narración, o si no sería mejor buscarles un equivalente en castellano aunque no fuera del todo exacto), he optado por incluir notas al pie cada vez que aparece una palabra extranjera, con la consiguiente explicación (es una solución que sigue sin convencerme del todo, porque al fin y al cabo sí que corta el ritmo de lectura… si se te ocurre una alternativa, ¡no dudes en dejarme un comentario!). Ya, ya sé que la foto de arriba es de panes y que se supone que he venido a hablar de comida: es que, revisando unas cosas y otras, me he dado cuenta de que, si agrupo las 73 notas al pie que he incluido en el primer borrador de la novela por categorías, la más amplia es la de la comida. De hecho, como enredar en Excel es mucho más divertido que estudiar, he hecho este gráfico tan mono para que veas que a veces me da por escribir insultos en alemán (puedes ampliar haciendo click en la imagen):
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