CUANDO VOY A LA BIBLIOTECA o a una librería, irremediablemente los libros que más me llaman la atención son las novelas históricas. Me llaman por supuesto la atención los títulos o autores de los que he oído hablar (porque, siendo francos, la publicidad y el marketing funcionan estupendamente) pero, sobre todo, tiendo a llevarme a casa libros que tratan sobre épocas y hechos del pasado sobre los que sé poco o sobre los que apenas he oído hablar, y la única excepción son las novelas sobre la Guerra de la Independencia o la Guerra Fría.
Y llevo mucho tiempo haciendo esto (aunque al final leo un poco de todo), desde antes incluso de haberme dado cuenta de que la novela histórica es mi género preferido no solo para leer sino también a la hora de escribir.
Esta semana, en mis redes sociales, he lanzado la siguiente pregunta:
¿Cuál es la primera novela histórica que recuerdas haber leído?
No recuerdo si fue 'Los pilares de la Tierra' o 'La joven de la perla', LPDLT me gustó,pero la de LJDLP me enamoró y me sirvió de referencia
— Fani Álvarez (@FaniAlvarez_) 24 de agosto de 2017
Más de uno me ha respondido que Los pilares de la tierra. Deshonra sobre mi vaca, pero tengo que admitir que no lo he leído: por H o por B, y aunque sé que algún día caeré y lo disfrutaré, lo cierto es que siempre termino poniendo algún otro libro por delante en la lista y Ken Follett va quedándose en los últimos puestos.
(Además, cuando hago este tipo de preguntas o pido recomendaciones, suelo quedarme con las respuestas que me hablan de libros que no conozco).
Mi primera, hace muuucho, pudo ser precisamente una de Concha López Narváez, 'El misterio de la dama desaparecida'.
— Fran Domínguez (@FranDguez) 14 de junio de 2017
Aquila, el último romano. De Rosemary Sutcliff
— José Zoilo Hernández (@josezoilohdez) 24 de agosto de 2017
La primera novela histórica que leí era L'Ocell de Foc (El pájaro de fuego) de Barco de Vapor, una ficción sobre la infancia de Jaime I
— Excentrya (@Excentrya) 24 de agosto de 2017
A veces, no es tan importante la primera como una que nos haya marcado.
En mi caso, puede que la primera obra de ficción histórica que leyera fuesen los cómics de Astérix y Obélix:
Pero, sin duda, la que más me marcó fueron los Episodios Nacionales de Galdós. Son una de las razones por las que escribo novela histórica y, a día de hoy, se cuentan entre mis libros favoritos.
¿Por qué leemos novela histórica?
Es una pregunta que ya responde José Zoilo en este artículo en La reina lectora. Aunque cuando preguntas no parece que sea un género como mucho agarre (entre otras razones, intuyo que gracias a un exceso de infodumping y a tantos intentos fallidos de adaptar lo que yo llamo el modelo Kate Morton sin sacarle todo el jugo), siempre hay varios títulos de novela histórica entre los libros más vendidos (aunque por lo general de los mismos autores una y otra vez).
¿Pero por qué?
Bueno, aparte del postureo y las fantásticas campañas de marketing de las grandes editoriales, voy a mojarme y a decir que es, principalmente, porque escribir novela histórica es difícil.
Aunque admito que, para mí, sería muchísimo más complicado poner en pie una novela (bien estructurada y razonada, se entiende, nada de patatas a medio cocinar), por ejemplo, de ciencia ficción (por eso admiro tanto a escritores como María del Mar González Gómez y David Olier), tengo que admitir que tardaría bastante menos tiempo en escribir una historia ambientada en mi pueblo, que es un espacio que conozco, o en inventarme directamente un mundo de fantasía que en documentarme como lo hago.
¿Verdad?
No, realmente, no. Porque no lo disfrutaría igual, porque a una persona a la que le gusta escribir novela negra seguro que no le importa dedicarle horas y horas a inventar el truco del asesino y algo así para mí supondría ahogarme en mil posiblidades que no puedo contrastar porque, bueno, no es plan de intentar matar a alguien por ganar verosimilitud.
De hecho, todos los géneros tienen su dificultad. Y para alguien a quien no le guste mucho documentarse, la novela histórica se presenta como un reto insuperable. Para los que nos gusta también es un reto, pero nos encanta intentar vencerlo. Porque nos apasiona. Y nos metemos en berenjenales y nos obsesionamos con detalles insignificantes porque disfrutamos del proceso. Y ¿sabes qué? Esa pasión se transmite a lo que escribimos, lo queramos o no. Indirectamente, hacemos que el lector disfrute también.
Es como dice Hannah Kohler en este artículo (muy interesante, por cierto, para aspirantes a novelistas de ficción histórica):
No escribas sobre lo que conoces. Escribe sobre lo que ames. Vas a pasar mucho tiempo en esa época histórica concreta, con sus costumbres extrañas, sus formas de hablar y vestir, sus anhelos y sus pecados. Así que asegúrate de que te emociona la expectativa de vivir en esa época de tu elección por un par de años. Se sentirá tu pasión en la energía de tu escritura.
También me parece acertadísimo el testimonio de Hilary Mantel, en este artículo en el que habla de cómo se convirtió en autora de ficción histórica:
Las pruebas son siempre parciales. Los hechos no son la verdad, aunque son parte de ella: la información no es conocimiento. Y la historia no es el pasado: es el método que hemos desarrollado para organizar nuestra ignorancia sobre el pasado.
[…]Para recuperar la historia necesitamos rigor, integridad, una devoción incansable y un impulso hacia el escepticismo. Para recuperar el pasado, necesitamos todas esas virtudes, y algo más. Si queremos un valor añadido (para imaginar no solo cómo era el pasado, sino cómo se sentía vivirlo desde dentro), cogemos una novela.
La escritora M. K. Tod también ha reflexionado sobre la finalidad de la novela histórica en este artículo en su blog; y yo me quedo con esta frase de la web Love2Learn:
La ficción permite que la historia cobre vida.
Espero haberte convencido para que leas novela histórica. Si ya eres fan del género, solo me queda preguntarte por tus razones para leerlo (y, ya de paso, recomendarte que le eches un ojo a mi novela sobre vikingos, Cuando la luna brille). Y, si todavía no te has animado a darle una oportunidad (o si has tenido experiencias desagradables con el infodumping o algún otro de los pecados comunes de la ficción histórica), pásate por esta mini guía de iniciación a la novela histórica y luego me cuentas.
Dime, ¿cuál fue la primera novela histórica que leíste? ¿Cuál es la que más te ha marcado? ¿Has leído a Astérix y Obélix? ¿Crees que debería darle una oportunidad a Los pilares de la tierra? ¡Déjame un comentario! Nos vemos de nuevo la semana que viene (si no quieres perderte ningún artículo, suscríbete a mi lista de correo).
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