EL NÚMERO TRES siempre ha sido clave a la hora de contar historias. En los cuentos populares (por los que no me avergüenza admitir que tengo una especial debilidad) siempre son tres las pruebas que debe superar el príncipe y tres los hermanos que salen en busca de aventuras. En la versión de Perrault, la Cenicienta acude a tres bailes durante tres noches seguidas; tres los intentos que tenía la hija del molinero para averiguar el nombre del Enano Saltarín (Rumplestiltskin) y tres eran las cualidades de la Blancanieves de los hermanos Grimm: blanca como la nieve (piel), roja como la sangre (labios), negra como el ébano (pelo). Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de Los Tres Cerditos.
También son tres las partes tradicionales del cuento: la introducción, el nudo y el desenlace, en las que se basa esto de la estructura de los tres actos. De hecho, se trata de un modelo tan extendido que es más que probable que tú mismo hayas estado utilizándolo hasta cierto punto sin ni siquiera saber que lo estabas haciendo… La lógica te dice que tienes que presentar la situación y los personajes antes de que comience el conflicto propiamente dicho, entre otras razones porque necesitas que tus lectores empaticen con tus protagonistas antes de empezar a tirarles desgracias a la cara: necesitas que se interesen por lo que pueda pasarles. Pero, créeme, es mucho más sencillo y cómodo sentarte con un esquema de esta estructura y preguntarte cuáles van a ser tus puntos de inflexión antes de empezar a escribir que pararte en la página 74 porque no sabes adónde estás llevando tu historia y no tienes claro si has aumentado la tensión lo suficiente como para llegar ya al clímax. ¡Ojo! Esto no significa que no puedas ser un escritor de brújula. No quiere decir que tengas que tener una escaleta perfectamente detallada de cada escena de tu novela: simplemente necesitas saber más o menos en qué punto va a morir el mejor amigo del protagonista, por ejemplo. Y guiar las emociones de tu lector para que en ese punto se le escape la lagrimita que estás buscando.
La estructura de los tres actos
Por supuesto, esto de la estructura de los tres actos no me lo he inventado yo. De hecho, es uno de los modelos más utilizados a la hora de contar historias y está comprobadísimo que funciona: si la aplicas puedes dar por hecho que el ritmo de tu novela será el adecuado. Por supuesto, también vas a tener que construir unos personajes lo suficientemente irresistibles como para atrapar al lector, además de cuidar la ambientación y tu prosa. Y probablemente todavía te dé tiempo a cultivar unas cuantas patatas antes de escribir una buena novela. Pero cuidar tu estructura es uno de los pasos más importantes que tienes que dar, porque te aseguro que va a marcar una gran diferencia. No solo hay que tener buenas ideas: es muy importante que sepas llevarlas a la práctica y dosificar tanto la información como las sorpresas.
¿En qué consiste?
A grandes rasgos, se trata de dividir una historia en tres partes: introducción, nudo y desenlace. Hasta aquí todo claro, ¿verdad? Primero presentas a los personajes, después desarrollas el conflicto y al final lo resuelves.
En realidad, la clave de este tipo de estructura está en los puntos de inflexión y los puntos de giro. Los puntos de inflexión son aquellos momentos que hacen avanzar la trama (suelen corresponderse con escenas en las que el protagonista actúa y lo que hace genera consecuencias), mientras que los puntos de giro son aquellos momentos en los que, como su propio nombre indica, se produce un giro de 180º y la balanza se inclina hacia el otro lado (si las cosas iban bien para tu protagonista, de repente todo le sale mal, y viceversa).
De modo que, básicamente, todo se reduce a esto:
Acto I: Introducción
· Gancho
· Desencadenante: llamada a la aventura
Acto II: Nudo
· Primer punto de inflexión: evento clave
· Primer punto de giro: recordatorio del poder del antagonista
· Segundo punto de inflexión: momento de la verdad
· Segundo punto de giro: recordatorio de lo que está en juego
· Tercer punto de inflexión: momento duro para el protagonista
Acto III: Desenlace
· Inicio del clímax: protagonista vs. antagonista
· Clímax: fin del conflicto
Pero mucha gente ha hablado de esto antes que yo y l0 ha hecho bastante mejor, así que te recomiendo muy encarecidamente que le eches un vistazo a este completo artículo de Jaume Vicent para su blog Excentrya en el que detalla punto por punto en qué consiste cada parte de cada acto. Si te manejas además con el inglés, también te aconsejo que leas con atención esta serie de artículos de la escritora K.M. Weiland también sobre la estructura de los tres actos y, sobre todo, te diría que curiosearas un poco en esta larguísima lista con muchísimos ejemplos de obras del cine y la literatura, porque puede servirte de gran ayuda para aprender a reconocer los diferentes puntos de la estructura.
Cómo aplicarla
Esto es lo que nos interesa. En teoría, el primer acto debería ocupar el primer 25% de tu manuscrito; el segundo, un 50% y el tercero, el 25% restante. Pero, lógicamente, esto es una guía. No se trata de que en la línea 27 de la página 41 tenga que descubrirse el hermano gemelo secreto de tu antagonista, sino de que más o menos los momentos de acción estén equilibrados y la tensión vaya in crescendo hasta el final.
Pero, por supuesto, una cosa es planificar una novela y otra muy distinta, escribirla. Es normal que un personaje se te vaya un poco de las manos y cobre más importancia de la que esperabas en un principio, o que después de 250 páginas te des cuenta de que el final que tenías pensado no te convence y te decides a cambiarlo por otro más trágico. O que los diálogos se te descontrolen y, de repente, lo que iba a ser una novela corta se convierta en un manuscrito de 200.000 palabras. Por suerte, todo primer borrador necesita unas cuantas correcciones para poder sacar todo su potencial. Y esa fase de corrección es un momento también estupendo para echarle un vistazo a la estructura de los tres actos.
Yo llevo meses inmersa en ese proceso de corrección (está resultando algo duro, pero estoy segura de que al final merecerá la pena) con una novela ambientada en la Guerra Fría. La escritura fue un poco a trompicones, porque añadí muchos elementos que no estaban planeados en un principio (un capítulo entero, por ejemplo), así que me preocupa especialmente el ritmo y que haya un equilibrio entre las diferentes partes de la novela.
Así que, como puedes ver en la foto de arriba, lo que he hecho ha sido armarme de post-its y señalar en mi manuscrito dónde están los puntos claves en mi novela. Como puedes ver en el gráfico (ay, es que me encanta enredar con Excel, no puedo evitarlo) este que me ha quedado tan mono, mis eventos clave no siempre se corresponden con el modelo (puedes ampliar la imagen haciendo click):
Lo que más me preocupa es que mi planteamiento (acto I) y mi confrontación (acto III) están bastante descompensados con respecto al resto. Por tanto, es en lo que más debo trabajar. Ya me había dado cuenta de que mi principio era un poco apresurado, porque tengo un personaje que debe tomar decisiones muy importantes muy rápido y para que el lector las comprenda es necesario que pueda ponerse en su piel. De modo que voy a profundizar un poco en esas escenas de la presentación para conseguirlo. Y, por otro lado, la confrontación es por definición el encuentro final entre el protagonista y el antagonista, aunque como la mía no es una historia de acción y el antagonista es un poco especial no se trata de una lucha literal sino más bien de un proceso psicológico: por tanto necesito bastante espacio para desarrollarla correctamente, por lo que no sé si podré equilibrarlo con el resto de partes. ¡Pero no pasa nada! No es algo que tenga que ser exacto y, además, después de toda la corrección es posible que haya variaciones.
¿Y tú? ¿Aplicas la estructura de los tres actos en tus manuscritos? ¿La conocías, la menos? ¿Utilizas otro modelo narrativo? ¿Te gusta tanto enredar con el Excel como a mí? ¡Cuéntamelo todo en los comentarios! Y no te pierdas la entrada del miércoles que viene, porque toca una de la serie Las herramientas del escritor y va a estar muy relacionada con esto de la estructura de los tres actos (¡e incluye plantilla descargable). ¡Hasta la semana próxima!
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