Dale forma a tu novela | De la idea a la escaleta

Dale forma a tu novela | De la idea a la escaleta

HACE UNAS SEMANAS te hablé de mis problemas para encontrarle un conflicto adecuado a mi nueva historia. Como se trata de una reescritura de un proyecto anterior (en realidad, es casi que una nueva novela para los mismos personajes), tenía mucho camino recorrido en cuanto a caracterización de mis protagonistas: los conozco, sé qué voz tienen (esto es un chiste interno que podrás echarme en cara si alguna vez publico esta novela y llegas a leerla) y cómo actúan y, aunque he modificado un poco la dinámica entre los dos personajes principales para hacerla más creíble, la base de su relación es la misma y la comprendo lo suficientemente bien como para acelerar un poco esa fase previa a la escritura.

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Plantilla para Excel: la estructura de los tres actos | Las herramientas del escritor (4)

Las herramientas del escritor

LA SEMANA PASADA te hablé de la estructura de los tres actos, uno de los modelos narrativos más aplicados en todo tipo de historias. Y te enseñé cómo yo misma he utilizado ese modelo para escribir mi última novela y cómo puedes hacer tú lo mismo. De hecho, utilicé un gráfico de Excel para visualizar en qué puntos mi novela se desvía de la guía, lo cual me ha servido para determinar qué zonas podría alargar un poco y cuáles funcionarían mejor si las acortara. No es algo determinante, pero sí una ayuda más para la fase de corrección, y una de las pocas que puedes calcular de forma objetiva.

Así que esta semana te traigo una plantilla descargable de Microsoft Excel para que tú también puedas calcular hacia en qué porcentaje de tu novela has colocado los puntos de inflexión y de giro. He intentado hacerla lo más sencilla posible, pero por si acaso voy a dedicar esta entrada a explicar cómo funciona. Para ello, voy a utilizar de modelo los datos correspondientes a mi novela publicada, Cuando la luna brille (que, por cierto, te animo a que compres si te interesan las historias de vikingos).
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La estructura narrativa de los tres actos

Esquinas Dobladas

EL NÚMERO TRES siempre ha sido clave a la hora de contar historias. En los cuentos populares (por los que no me avergüenza admitir que tengo una especial debilidad) siempre son tres las pruebas que debe superar el príncipe y tres los hermanos que salen en busca de aventuras. En la versión de Perrault, la Cenicienta acude a tres bailes durante tres noches seguidas; tres los intentos que tenía la hija del molinero para averiguar el nombre del Enano Saltarín (Rumplestiltskin) y tres eran las cualidades de la Blancanieves de los hermanos Grimm: blanca como la nieve (piel), roja como la sangre (labios), negra como el ébano (pelo). Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de Los Tres Cerditos.

También son tres las partes tradicionales del cuento: la introducción, el nudo y el desenlace, en las que se basa esto de la estructura de los tres actos. De hecho, se trata de un modelo tan extendido que es más que probable que tú mismo hayas estado utilizándolo hasta cierto punto sin ni siquiera saber que lo estabas haciendo… La lógica te dice que tienes que presentar la situación y los personajes antes de que comience el conflicto propiamente dicho, entre otras razones porque necesitas que tus lectores empaticen con tus protagonistas antes de empezar a tirarles desgracias a la cara: necesitas que se interesen por lo que pueda pasarles. Pero, créeme, es mucho más sencillo y cómodo sentarte con un esquema de esta estructura y preguntarte cuáles van a ser tus puntos de inflexión antes de empezar a escribir que pararte en la página 74 porque no sabes adónde estás llevando tu historia y no tienes claro si has aumentado la tensión lo suficiente como para llegar ya al clímax. ¡Ojo! Esto no significa que no puedas ser un escritor de brújula. No quiere decir que tengas que tener una escaleta perfectamente detallada de cada escena de tu novela: simplemente necesitas saber más o menos en qué punto va a morir el mejor amigo del protagonista, por ejemplo. Y guiar las emociones de tu lector para que en ese punto se le escape la lagrimita que estás buscando.

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