Dale forma a tu novela | De la idea a la escaleta

Dale forma a tu novela | De la idea a la escaleta

HACE UNAS SEMANAS te hablé de mis problemas para encontrarle un conflicto adecuado a mi nueva historia. Como se trata de una reescritura de un proyecto anterior (en realidad, es casi que una nueva novela para los mismos personajes), tenía mucho camino recorrido en cuanto a caracterización de mis protagonistas: los conozco, sé qué voz tienen (esto es un chiste interno que podrás echarme en cara si alguna vez publico esta novela y llegas a leerla) y cómo actúan y, aunque he modificado un poco la dinámica entre los dos personajes principales para hacerla más creíble, la base de su relación es la misma y la comprendo lo suficientemente bien como para acelerar un poco esa fase previa a la escritura.

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Cómo corregir tu novela en 9 sencillos pasos

Cómo corregir tu novela en 9 sencillos pasos

LO MÁS DIFÍCIL DE ESCRIBIR UNA NOVELA no es el hecho de escribirla en sí, sino lo que viene antes (la planificación) y lo que viene después (la corrección). A mí me cuesta sobre todo ponerme a corregir, porque siempre tengo que quitar y añadir cosas, porque a todos nos atacan las inseguridades cuando hacemos cambios importantes y porque, al fin y al cabo, es un proceso duro y hasta repetitivo que puede incluso hacerme aborrecer lo que he escrito.

Tanto si es tu primera novela como si es la número 47, lo mejor es que sigas un proceso relativamente reglado a la hora de corregir. No hace falta que te impongas tampoco una disciplina militar, pero por lo menos asegúrate de terminar una fase antes de empezar con la siguiente (más que nada porque dividir una tarea grande en pequeñas tareas más pequeñas es siempre una buena idea, ya que marcarte objetivos a corto plazo es más efectivo para que tu cerebro se sienta satisfecho cuando los vas cumpliendo).

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Cuando tu novela te pide un conflicto

Cuando tu novela te pide un conflicto

MUCHAS VECES utilizo las historias que leo y/o escribo para lidiar con mis problemas. De hecho, cuando estoy muy estresada y la ansiedad me puede, suelo ponerme una peli de llorar, porque me tranquiliza pensar que esos personajes que han vivido tal o cual tragedia lo han pasado bastante peor que yo con mis preocupaciones nimias (que suelen ser problemas típicos de primer mundo, además). Es un mal de muchos, consuelo de tontos pobremente disimulado, pero a mí me sirve para relajarme y ver las cosas con perspectiva. Por eso prefiero las historias dramáticas a las comedias (aunque alguna de vez en cuando no viene mal) y tiendo a huir de los romances demasiado pastelosos.

Hay muchos elementos clave en una historia: los personajes, la trama, la estructura, la prosa y un largo etcétera de cosas que tienes que tener en cuenta mientras escribes. Las historias memorables son aquellas que consiguen aunarlo todo, y además de manera que parezca que el autor no ha tenido ninguna dificultad para hacerlo. Normalmente, cuando tienes una idea para una historia lo que se te ocurre es una de esas partes: «me encantaría tener un protagonista marciano/con síndrome de estrés postraumático/esquimal», «¿cómo sería ambientar una novela en una cárcel/un circuito de rallies/una casa encantada?», «quiero que en mi novela policíaca el lector sepa quién es el asesino desde el principio». A mí personalmente me encanta cuando mezclas todas estas ideas aleatorias y tu historia se convierte en «cómo el asesino esquimal lucha por convertirse en campeón del mundo mientras intenta escapar del agudo olfato del detective X», porque creo que necesitas desarrollar adecuadamente todos esos elementos para que el lector termine totalmente satisfecho. Por eso me preocupo mucho por documentarme para dejar el menor número de fisuras posible en mi ambientación, aunque también me gusta darle muchas vueltas a las motivaciones de cada personaje y a su pasado para entender cómo actúan de la manera en la que lo hacen. Y, también (aunque esto me gusta menos, tengo que admitirlo), dedico bastante tiempo a preparar una trama lo suficientemente interesante como para dejar que mis personajes la desarrollen.

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Documentación extrema (7) | De tropas de frontera

Esa nube tiene forma de oveja

UNA COSA QUE NUNCA ME HE PREOCUPADO por entender del todo son los rangos dentro de un ejército. Es decir, sé que un general se supone que es más que un soldado raso, pero poco más. De hecho, me gustaría saber cómo funciona todo eso de las charreteras y las insignias y los ascensos (y ya puestos, estaría genial saber de armas y estilos de lucha y, sobre todo, de maniobras y formaciones de ataque y defensa. Pero el ajedrez y el risk se me dan fatal, así que me conformo con leer los artículos de Ana Katzen sobre peleas y en dejar lagunas importantes en lo que escribo).

Pero, bueno, como soy una friki de la documentación y en mi novela ambientada en la Guerra Fría resulta que aparecen unos cuantos soldados me he animado a investigar sobre ello para no meter la pata en cuestiones del ejército.

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Una forma sencilla de reforzar el simbolismo en tu novela

Una forma sencilla de reforzar el simbolismo en tu novela

TU ESTILO COMO ESCRITOR es algo que debes ir buscando y probando a lo largo del tiempo, cultivando muchas patatas y viendo qué funciona para ti y qué no. Habrá cosas que se te den mejor o que te gusten más (en mi caso, los diálogos) y cosas en las que tengas que trabajar a fondo para mejorar (para mí, las descripciones), pero por lo general puedo decirte que es complicado que escribas hoy peor que hace dos años, así que cuanto más practiques mejor lo harás.

Aunque con el tiempo encontrarás cierta uniformidad en tus escritos (porque al fin y al cabo tú eres tú y te expresas de una determinada manera), puedes utilizar recursos de estilo para hacer que cada novela o relato sea único.

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Qué necesitas saber para construir las escenas de tu novela

Cuando la luna brille

LA SEMANA PASADA te hablé un poco de la estructura de las escenas y de cómo elegir las escenas que necesitas para contar una historia. Hoy vengo para añadir un poco de teoría a todo eso, con una lista de artículos muy interesantes sobre las escenas y la escaleta que espero que te ayuden con la estructura y la planificación de tu novela.

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Cómo separar el grano de la paja en tu novela

Cómo separar el grano de la paja en tu novela

CUANDO ESTABA ESCRIBIENDO el primer borrador de la novela que estoy en proceso de corregir ahora mismo (para la que me puse a buscar como loca si había lecheros en Berlín en 1961), tuve varios baches de escritura. No es la primera vez que me atasco, ni será la última, pero sí que ha sido especialmente duro para mí terminar esta novela, entre otras cosas porque he tardado más de lo que suelo en acabarla (también porque es más larga que las que he escrito antes) y porque la empecé antes de tiempo: sabía cómo quería que fuera el final pero no tenía claros puntos muy importantes de la estructura (como quién quería que fuera mi narrador) ni del tono que quería darle, así que no sabía cómo iba a llegar a ese final.

Normalmente, suelo planificar las cosas con mucho más cuidado y me hago una escaleta o lista de escenas, o por lo menos de lo que quiero que pase en cada capítulo. Pero esta vez me lancé a la piscina demasiado rápido, con cosas como «1971, Heike» como TODA indicación de lo que iba a ocurrir en el capítulo 3 (un capítulo que debía tener cerca de 15.000 palabras y que, claramente, iba a necesitar algo más que monólogos internos del personaje cuyo punto de vista quería explotar para funcionar).

Además, como me marqué a mí misma un objetivo diario de 700 palabras que me decidí a cumplir, la consecuencia clara de todo esto es que había días que me sentaba ante el Word sin saber qué se suponía que tenía que hacer con mis personajes. Así que ahora, corrigiendo, me toca leer (y eliminar o, al menos resumir), párrafos y párrafos de descripción de cómo mi Heike se prepara un café, se lo toma, mira el reloj de pared de la cocina, se levanta y lava los cacharros, limpia la encimera, se mira al espejo del pasillo, va al cuarto de baño, decide que es buen momento para fregar el suelo, etc. Es decir: paja. Relleno que escribí para cumplir con las 700 palabras diarias mientras encontraba la manera de hacer que Heike se decidiera a salir de casa y a ir a hablar con Fulanito de tal, que era lo que me interesaba que pasara.

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Documentación extrema (6) | De estaciones fantasma

Esa nube tiene forma de oveja

COMO SOY UNA TARDONA, sigo corrigiendo mi novela ambientada en el Berlín de la Guerra Fría. No es la primera vez que vengo a contarte lo friki de la documentación que soy, y probablemente no será tampoco la última. Además, tengo que confesarte que después de varios meses sigo corrigiendo por el primer capítulo (de seis). La cosa es que estoy haciendo varios tipos de corrección simultáneamente y que la que todavía sigue en el capítulo uno es la que llevo más atrasada (y la más complicada): es esa en la que tengo que ponerme a buscar detalles de documentación que no me había parado a investigar en su momento porque preferí seguir escribiendo… precisamente porque son cosas difíciles de encontrar, bien porque son muy específicas o bien porque abarcan temas muy amplios con muchas facetas. El otro día, por ejemplo, me tocó trabajar en una escena en la que un personaje hace un viaje en tren.

Para ponerte en situación, resulta que este personaje tiene que llegar de un punto A situado en Berlín-Este a un punto B situado en Berlín-Oeste. Los dos puntos están bastante alejados el uno del otro y la mejor manera de llegar es en tren. Además, mi personaje está perdidísimo porque no ha estado nunca en Berlín Oeste y en el año 61 no había ni Google Maps ni la app de Deutsche Bahn (que te aconsejo que te descargues si vas de viaje a Alemania porque te va a facilitar mucho la vida).

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Plantilla para Excel: la estructura de los tres actos | Las herramientas del escritor (4)

Las herramientas del escritor

LA SEMANA PASADA te hablé de la estructura de los tres actos, uno de los modelos narrativos más aplicados en todo tipo de historias. Y te enseñé cómo yo misma he utilizado ese modelo para escribir mi última novela y cómo puedes hacer tú lo mismo. De hecho, utilicé un gráfico de Excel para visualizar en qué puntos mi novela se desvía de la guía, lo cual me ha servido para determinar qué zonas podría alargar un poco y cuáles funcionarían mejor si las acortara. No es algo determinante, pero sí una ayuda más para la fase de corrección, y una de las pocas que puedes calcular de forma objetiva.

Así que esta semana te traigo una plantilla descargable de Microsoft Excel para que tú también puedas calcular hacia en qué porcentaje de tu novela has colocado los puntos de inflexión y de giro. He intentado hacerla lo más sencilla posible, pero por si acaso voy a dedicar esta entrada a explicar cómo funciona. Para ello, voy a utilizar de modelo los datos correspondientes a mi novela publicada, Cuando la luna brille (que, por cierto, te animo a que compres si te interesan las historias de vikingos).
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La estructura narrativa de los tres actos

Esquinas Dobladas

EL NÚMERO TRES siempre ha sido clave a la hora de contar historias. En los cuentos populares (por los que no me avergüenza admitir que tengo una especial debilidad) siempre son tres las pruebas que debe superar el príncipe y tres los hermanos que salen en busca de aventuras. En la versión de Perrault, la Cenicienta acude a tres bailes durante tres noches seguidas; tres los intentos que tenía la hija del molinero para averiguar el nombre del Enano Saltarín (Rumplestiltskin) y tres eran las cualidades de la Blancanieves de los hermanos Grimm: blanca como la nieve (piel), roja como la sangre (labios), negra como el ébano (pelo). Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de Los Tres Cerditos.

También son tres las partes tradicionales del cuento: la introducción, el nudo y el desenlace, en las que se basa esto de la estructura de los tres actos. De hecho, se trata de un modelo tan extendido que es más que probable que tú mismo hayas estado utilizándolo hasta cierto punto sin ni siquiera saber que lo estabas haciendo… La lógica te dice que tienes que presentar la situación y los personajes antes de que comience el conflicto propiamente dicho, entre otras razones porque necesitas que tus lectores empaticen con tus protagonistas antes de empezar a tirarles desgracias a la cara: necesitas que se interesen por lo que pueda pasarles. Pero, créeme, es mucho más sencillo y cómodo sentarte con un esquema de esta estructura y preguntarte cuáles van a ser tus puntos de inflexión antes de empezar a escribir que pararte en la página 74 porque no sabes adónde estás llevando tu historia y no tienes claro si has aumentado la tensión lo suficiente como para llegar ya al clímax. ¡Ojo! Esto no significa que no puedas ser un escritor de brújula. No quiere decir que tengas que tener una escaleta perfectamente detallada de cada escena de tu novela: simplemente necesitas saber más o menos en qué punto va a morir el mejor amigo del protagonista, por ejemplo. Y guiar las emociones de tu lector para que en ese punto se le escape la lagrimita que estás buscando.

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