LOS PROFES DE INGLÉS (entre los que a veces se me olvida incluirme) tienen una expresión para definir ese estadio del aprendizaje en el que te encuentras cuando sabes lo suficiente de un tema (ya sea de inglés o de cualquier otro idioma o habilidad) como para ser consciente de que lo mucho que te queda por aprender y en el que parece que te atascas: llega un punto en el que tienes un conocimiento medio y te cuesta mucho más avanzar que al principio y empiezas a buscar causas y culpables y puede que termines tirando la toalla. Es lo que suele conocerse como intermediate plateau, y está íntimamente relacionado con el famoso Síndrome del Impostor del que nos habla Isaac Belmar en este artículo y que también menciona Gabriella Campbell en este otro.
Puede que no estés demasiado interesado en sacarte un B2 en inglés, pero el intermediate plateau es algo que también afecta a tu vida como escritor, sobre todo cuando te embarcas en un proyecto ambicioso: ¿no te ha pasado nunca que, después de llevar meses trabajando en la misma novela, pese a escribir una cantidad decente de palabras al día, te parece que te has atascado a la mitad del segundo acto y que nunca va a llegar ese momento climático que fue la única razón por la que empezaste a escribir tal tocho? ¿No te ha dejado el NaNo un mal sabor de boca porque, pese a haber completado el reto de las 50k palabras (por cierto, si lo has hecho ¡enhorabuena! Yo me conformo con haber superado las 20k), no estás ni siquiera cerca de terminar esa novela que llevas años planeando y que parece que nunca acabarás?
Es muy fácil desanimarse y cansarse y releer lo que llevas hasta ahora y decidir que no merece la pena y que después de todo el tiempo y las ganas invertidos casi que sería mejor mandar el documento entero a la papelera de reciclaje y darle a vaciar. ¡Pero no puedes dejarte vencer! A veces la solución está en distanciarse un poco del proyecto para ver con perspectiva si de verdad merece la pena; a veces simplemente lo que necesitas es seguir trabajando porque pronto vendrá una escena que te va a encantar escribir.
A mí, por ejemplo, no me suele funcionar esto de la distancia, porque si me alejo de la historia empiezo a olvidar todos esos detalles de documentación y estructura que tengo en la cabeza (y a veces apuntados por ahí, también, aunque no siempre) y que luego me da una pereza terrible volver a juntar. Por eso, cuando me saturo y me agobio porque me parece que no avanzo (o que avanzo terriblemente despacio, lo cual a mi ritmo medio de 700 palabras diarias ocurre más a menudo de lo que me gustaría), me dedico a hacer otro tipo de actividades relacionadas con la historia.
Tres formas creativas de desatascar tu novela
1. Repasa geografía
El año pasado aprendí a usar Google Maps con bastante soltura y es muy útil para este tipo de cosas, porque puedes añadir polígonos y rutas y marcar sitios clave para el desarrollo de tu historia y toda esa información puede serte útil después, cuando necesites describir un viaje o calcular distancias y además te puede quedar algo muy bonito (por ejemplo, este es el mapa que hice para aclararme con mi historia ambientada en Berlín). Aunque también puede servirte un mapa mudo de los del colegio de toda la vida:
O uno propio totalmente inventado, si resulta que estás trabajando con un mundo fantástico… También es divertido hacer planos de las casas de tus personajes (¿no has probado a hacerlos en Los Sims?) o simplemente buscar más información sobre la geografía que los rodea (sí, lo siento, soy tan friki que documentarme me relaja).
2. Repasa psicología
Otras veces, me dedico a profundizar en la definición de mis personajes. Puedes escribir un relato con un secundario como protagonista, a modo de spin-off o de precuela o simplemente una especie de fic AU: puede que no te lleve a ninguna parte, pero no son palabras malgastadas porque, en primer lugar, todo es práctica y, en segundo lugar, puede que llegues a entender sus motivaciones y su personalidad mucho mejor (lo cual, claro, siempre ayuda). Si se te da bien dibujar, hazles un retrato. O varios. (Si tienes tanta suerte como yo y tienes amigos artistas, también pueden aportar una visión gráfica a tu novela: no hay nada mejor que regodearte en la belleza de tus propios personajes).
Y si tienes muchos personajes y no te aclaras del todo, siempre puedes coger post-its y rotuladores y hacerte un esquema como este pseudo árbol genealógico mío, con tu propio código y toda la información que quieras añadir.
Si prefieres usar la tecnología a las tijeras y el pegamento, bájate apps como Character Generator, que básicamente es la versión para móviles de los famosos cuestionarios para creación de personajes (yo a veces los hago en tarjetitas, como estas tan monas de aquí:)
Todas estas ideas son formas de convertir la procrastinación en algo útil para el desarrollo de tu historia: te ayudan a evitar los gazapos y, en el fondo, son una manera de que trabajes en tu novela sin saturarte escribiendo.
¿Tú qué haces cuando necesitas desatascarte? ¿Cómo te organizas? ¿Sientes que estás en el intermediate plateau de tu historia? ¡Déjame un comentario contándome cómo lo superas!
(Ah. Es verdad: prometí tres formas creativas y solo te he hablado de dos. Cierto: un último consejo: si tienes la suerte de tener a alguien de confianza que no se haya aburrido ya de escucharte hablar de tus historias, un poco de terapia siempre suele ayudar. Cuéntale por qué te has atascado o, mejor, pásale esa escena que no te convence y verás cómo una perspectiva fresca te ayuda a desatascar tu novela).
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Cada vez que veo tus fichas me enamoro un poquito, he de reconocerlo. ¡Qué capacidad de organización!
Por cierto, yo odio la geografía. MUCHO. Me angustia y se me daba fatal en el colegio :S
¡Pero si tú también te has pasado al lado oscuro de la organización!
Hola, Elena.
Antes que nada, decir que llegué a tu web curioseando por ahí, y que vengo para quedarme.
Acerca de cómo hacer avanzar la novela, el punto de la psicología me parece genial. Una buena introspección de los personajes siempre puede dar mucho de que hablar; lo que es más, muchos de sus pensamientos pueden dar ideas para eventos futuros que pongan en crisis al personaje en cuestión.
Me parece además, una oportunidad para relacionar la psicología con el entorno (el paisaje por ejemplo). Un paisaje despojado y árido puede despertar sentimientos de soledad, y de ahí, dar paso al desarrollo del arco del personaje.
En fin, ¡buenas recomendaciones!
Saludos.
¡Hola! Me parece una idea interesantísima la de relacionar el paisaje con las emociones del personaje… Si se lleva con originalidad y nos salimos un poco de la lluvia=tristeza pueden quedar cosas muy, muy chulas.
¡Muchas gracias por tu comentario! Saludos.