EL CORAZÓN DE TU NOVELA son los personajes. Si vas a fallar en algo (que, a ver, es mejor que no lo hagas, pero errores tenemos todos y siempre habrá cosas que se nos den peor y en las que cojeemos), por favor (por favor), que no sea en los personajes. Hasta las novelas con una trama paupérrima o con un trasfondo poco definido (o, por qué no, un final terrible, apresurado y poco satisfactorio) pueden ganarse un rincón de honor en nuestro corazoncito lector si tienen unos buenos personajes. Y esto sirve para todos los géneros y subgéneros y es extrapolable a series, películas, videojuegos y demás modos de contar historias.
¿Y qué necesitan unos buenos personajes?
1. Coherencia
Se supone que los buenos personajes son aquellos que tienen, para empezar, una personalidad coherente (derivada en la mayoría de los casos de lo que les haya ocurrido o dejado de ocurrir en el pasado), consigo mismos y con su entorno. Esto quiere decir que si Futanito Mengánez es vegetariano no me lo pongas a comerse un chuletón en el capítulo siete, a no ser que tenga (él, no tú) una buena razón para ello y que actúe en consecuencia (por ejemplo, mostrando repulsión o contando los años que hace que no come carne).
2. Una evolución
Además, tus personajes tienen que evolucionar a lo largo de la novela. Esa evolución puede ser pequeñita (ese secundario que miraba mal a tu protagonista que al final le sonríe cuando pasa) o enorme (normalmente la que sufre el protagonista). Si no cambia nada en tus personajes de la página 1 a la 754 algo estás haciendo mal. Siempre que pase algo en tu novela tus personajes van a cambiar y adaptarse a la nueva situación. A gran escala, tipo invasión alienígena del mundo, pero también a pequeña escala, en plan se me acabó el tomate frito y probé los macarrones con ketchup y ahora son mi comida favorita (por ejemplo).
3. Virtudes y defectos
Pero creo que lo más importante para que tus personajes enamoren y atrapen al lector es el hecho de que podamos comprender sus acciones. Que podamos entenderlos y entender por qué actúan y por qué dicen lo que dicen en el momento en el que lo dicen. Ojo, esto no quiere decir que compartamos en todo momento su punto de vista o que tengas que soltar toda la información pertinente al principio, de golpe, para que nos pongamos en situación. Pero, al terminar el libro, deberíamos poder entender el porqué de las acciones de todos y cada uno de tus personajes.
Para ello, tienes que crear personajes (héroes) imperfectos. Hasta el protagonista más afortunado y querido que pueda existir necesita tener un defecto, sea cual sea. Incluso si es una máquina: quizás su defecto sea ese precisamente. Tienes que hacer creer a tu lector que tus personajes son personas reales, que respiran y dicen muletillas y de vez en cuando se olvidan de tender la lavadora y tienen miedos y deseos ocultos. Como todo el mundo. Y con esto quiero recalcar también que todos los villanos, por muy malísimos requetemalísimos que sean, necesitan tener una virtud (o varias, eso ya a tu elección).
Y dirás: «Vale, todo esto está muy bien, pero ¿cómo lo hago?»
Cómo construir personajes irresistibles que atrapen al lector
En realidad, hay tantas técnicas como escritores. Voy a decirte lo que me funciona a mí, pero esto no es una ciencia exacta y depende del método de trabajo que sigas.
Para empezar, asegúrate de que estás en el punto del desarrollo adecuado para empezar a trabajar en tus personajes. ¿Tienes pensado el conflicto principal? ¿Sabes ya hacia dónde vas con tu novela? A veces, surge el personaje antes que la trama. Esto no supone ningún problema, por supuesto que no, pero quizás antes de empezar a pensar si a Futanito Mengánez lo llamaron así porque su tía abuela escuchó el nombre en una película y le gustó mucho, deberías plantearte a qué va a enfrentarse a lo largo de la novela. Si ya sabes que el conflicto principal es que Futanito y su pareja no pueden tener hijos y que al final terminarán muriendo todos en una explosión de gas (aunque puede que no sepas cómo llegar hasta este punto es conveniente también que vayas reflexionando sobre ello), es hora de plantearte cómo es Futanito. Y cómo es su pareja y en qué trabaja y por qué se lleva mal con el conductor de su autobús y cuál era el juguete favorito de la infancia de dicho conductor. ¡Y asegúrate de pensar un par de debilidades por cada personaje! Miedos, manías. Cuanta más información tengas, mejor. No la incluirás toda en tu novela, pero es muy importante que haya más de lo que se ve.
Para organizar todo esto, es muy útil hacer fichas de personajes. Más detalladas para los protagonistas y un poco menos para los secundarios. Puedes encontrar muchísimas plantillas en internet, pero mi consejo es que te fabriques una tuya. Toma una que te guste como base y modifícala, complétala. Adáptala a cada historia: en una puede que te interese preguntarles a tus personajes dónde estaban cuando cayó el Muro de Berlín; en otra, quizás sea más importante saber cuántos amigos tienen en Facebook.
A mí me funciona mejor imprimir las fichas ya rellenas o directamente hacerlas a mano, pero esto es algo muy personal. Lo que cuenta es que vuelques en algún sitio la información que tienes en la cabeza sobre los personajes, para dejar ese espacio libre en tu mente y poder pensar en otras cosas.
Algo importante: asegúrate de anotar toda la información que sí que reflejas en tu novela. No digas que la vecina de Futanito canta como una rata enjaulada y setenta páginas más tarde la lleves a la final de Factor X (volvemos a la coherencia, sí, pero es que no solo hay que serlo a nivel de trama sino también de detalles como el color del pelo o si la pierna que se rompió el primo de Futanito en 1975 fue la izquierda o la derecha).
Al principio, cuando hayas terminado la etapa de planificación de tu novela y te sientes a escribir, lo más probable es que no sepas cómo hablan tus personajes. Encontrar la voz de cada uno lleva su tiempo, aunque tengas apuntado de qué colores son sus calcetines. Es escribiendo como vas a conocerlos, y por eso es arriesgado empezar a escribir la primera escena de tu novela directamente, lanzándote a la piscina. Puedes hacerlo, por supuesto, pero te va a tocar corregir más después. Para que esto no te pase, puedes seguir este consejo de KM Weiland y hacer pequeños ensayos antes con tus personajes. Déjalos sueltos, pero en un entorno controlado: escribe una escena intrascendente en la que hablan del tiempo en el ascensor, o llévalos a una boda a criticar el atuendo de todos los invitados. Ponlos en una situación cotidiana que no llevará a ninguna parte ni tendrá cabida en tu novela y observa cómo se comportan. Cómo hablan, quién lleva la voz cantante. Aprenderás mucho de ellos y podrás sacarle partido a tus descubrimientos.
Y para asegurarte de que tus personajes evolucionan simplemente haz que les pasen cosas. Planifica bien dónde estará cada uno en cada momento de la trama y ten en cuenta cómo los hechos van afectándoles. Casi sin que te des cuenta tus personajes habrán crecido al final de tu novela, aunque este es un aspecto que se puede apreciar muchísimo mejor una vez que has terminado.
Por supuesto, puedes profundizar en todo esto en la corrección. De hecho, deberías hacerlo. Detectar los puntos en los que te ha faltado profundizar en la relación entre tus personajes y el medio y arreglarlo. Sacarle más partido a los conflictos internos y recrearte en ellos. Iluminar un poco a tu antagonista, que te ha quedado muy oscuro. En definitiva, pulir tu novela para que tus personajes sean tan irresistibles que ningún lector pueda ignorarlos.
(como ya anuncié la semana pasada, dentro de unos días sale a la venta mi novela Cuando la luna brille. Si la reservaste durante la campaña de crowdfunding y ya te ha llegado, ¡mándame una foto!)
- Europa después de Carlomagno - 11/11/2024
- Quién lee a un premio Nobel - 11/10/2024
- 9 novelas para empezar a leer literatura asiática | #marzoasiático - 21/02/2024
¡Me ha gustado mucho la entrada! Me parece muy completa y está todo tan ordenado como siempre, y es un gustazo. Eso sí, yo no hago nada de todo eso de fichas, apuntar datos o derivados porque soy bastante desastre. O porque cuando nace un personaje siempre lo sé casi todo y luego lo que me falta es a base de escribirlo, no por hacerle un ficha (de hecho, sí que suelo escribir relatos con los personajes, para cogerles el tono antes de empezar la historia y ya no tengo que hacer el resto), pero es que soy un poco un caos y nunca me ha hecho falta planear mucho cómo van a enfrentarse a los hechos de la trama o dónde estarán. Me viene un poco sin más y mi faceta de vaga se regocija con ello.
Pero en general, creo que son consejos muy buenos y muy útiles para empezar una novela y a moverte más con los bichitos. (¡Y gracias por el enlace!)
¡Hola! Lo de las fichas es que es algo bastante personal. A mí me sirve básicamente como apoyo a mi memoria de pez, pero si tú tienes las cosas claras en tu cabeza ¡estupendo!
Escribir relatos sobre los personajes es una técnica que estoy empezando a utilizar ahora y que estoy descubriendo que es muchísimo más útil de lo que yo pensaba ^^.
¡Muchas gracias por pasarte! ♥
Un artículo muy completo, a mí también me parece importante conocer bien a tus personajes cuando escribes. Muchas gracias por enlazar a mi artículo sobre las fichas de personajes. Un saludo.
¡Muchas gracias a ti por comentar! Saludos