INTERNET Y LA GLOBALIZACIÓN han tenido muchos hijos, pero quizás uno de los que están más en boga actualmente sea el concepto del crowdfunding. Todos los días se abren campañas, a cada cual más curiosa, ¡y yo misma me atreví con una de ellas (con los resultados que contaré más adelante)! Pero, ¿cómo podemos conseguir que una campaña de crowdfunding fracase por completo?
Para empezar, debo admitir que yo, hace cinco o seis meses, no había oído hablar de esto del crowdfunding. Mi primer contacto con el término fue en una exposición oral en una clase de inglés cuyo tema era la biografía de un señor llamado Greg Mortenson. Las chicas que se habían preparado la presentación habían decidido ampliar un poco y nos explicaron también qué formas de financiación puede obtener un proyecto. La más novedosa de todas ellas, sin duda, era el crowdfunding.
Pero, ¿en qué consiste? Digamos que Fulanito F tiene una Idea I que es fantástica y maravillosa, pero como (todavía) no le ha tocado la primitiva, no tiene medios para llevarla a cabo. Fulanito F ya ha intentado solicitar un crédito en el Banco B y ha reunido todo el dinero que ha podido conseguir pidiendo favores a toda la gente que conoce (y ha hipotecado su alma y vendido a su primer hijo no nacido y todo eso que la gente hace cuando necesita liquidez). Ha conseguido reunir mucho, mucho dinero, pero todavía le faltan, pongamos, otros 1000€ para poder poner en marcha su idea. Y entonces Fulanito F abre una campaña de crowdfunding en una página especializada, donde gente de todo el mundo a la que le interese el proyecto puede colaborar con pocas cantidades de dinero para que ese proyecto se haga realidad (en este artículo viene todo mucho mejor explicado). Y, por supuesto, hay campañas de micromecenazgo de todo tipo (de hecho, he encontrado aquí una lista de ejemplos disparatados que consiguieron su meta).
Dentro del ámbito editorial (que es el que nos interesa), esto del crowdfunding también tiene su tirón. Mucha gente abre una campaña para financiarse la autopublicación, pero también hay editoriales que trabajan con este método (Pentian, por ejemplo, o libros.com). De hecho, es una práctica más común de lo que parece: es también el caso de la Editorial Tandaia, que ofrece esta opción a los autores noveles con los que está interesada en colaborar. De hecho, aquí una servidora sabe de crowdfunding porque ellos me ofrecieron la oportunidad de embarcarme en una campaña para publicar una de mis novelas.
CÓMO CONSEGUIR QUE TU CAMPAÑA DE CROWDFUNDING FRACASE
1. No se lo digas a nadie
Este, toma nota, es el paso más importante, y además debes tener en cuenta que funciona especialmente bien si además guardas en secreto que escribes y nadie de tu entorno (ni del mundo) sabe que esta antología de relatos para la que haces la campaña es el producto de tu trabajo de los últimos cuatro años. Si quieres que tu campaña de micromecenazgo fracase, lo primero que tienes que hacer es callarte. No compartas los enlaces en tus redes sociales ni se lo digas a tus amigos. No insistas ni escribas a esos primos lejanos de tu madre a los que solo ves en las bodas (porque esos, aunque no lo creas, son los que más dispuestos van a estar a ayudarte, que al fin y al cabo son tu familia y si ni ellos se mojan por ti no lo va a hacer nadie).
En definitiva, ¡no hables del tema! Si mantienes tu boquita cerrada no tendrás que preocuparte por nada más: en Indiegogo y Kickstarter hay tantísimas campañas abiertas a la vez que nadie va a fijarse en la tuya si no la mueves.
2. No expliques cómo funciona
El principal problema que yo, desde mi experiencia personal, le veo al tema del crowdfunding es que todo funciona a través de internet. Que por supuesto es la herramienta del futuro y que yo no podría vivir sin ella, sí, pero es que todavía hay muchísima gente que no se fía de las compras por la red y ese tipo de cosas (gente generalmente algo mayor, eso sí, a los que esto de la era tecnológica ha pillado algo fuera de onda. Y no solo me refiero a las abuelitas adorables que estarían deseando ayudarte pero no son capaces de encender el ordenador, que también, pero recordemos que hay muchas personas que no están tan conectadas como tú y necesitaría un poquito de paciencia por tu parte). Así que, ¡aprovéchate de ello! Si no explicas detenidamente a tus conocidos qué deben hacer para financiarte, lo más probable es que, aunque quieran, muchos de ellos sepan desenvolverse con la interfaz de la página de la campaña.
3. No insistas
Si, pese a todos tus esfuerzos y después de haber seguido a rajatabla los dos pasos anteriores, por obra de algún milagro, resulta que estás a punto de conseguirlo, ¡no desesperes! Puede que tu vecina de arriba al final se olvide de que te prometió financiarte y termine por no ayudarte, o que tu primo el de Segovia te hable dos días después de que termine el plazo de la campaña para preguntarte que por qué la página ya no le deja acceder. Todavía tienes posibilidades, pero ¡no insistas ni le recuerdes a nadie que tu campaña sigue abierta!
4. Ríndete
Incluso antes de haber empezado, lo mejor es que te rindas. ¡Que no se te ocurra recobrar los ánimos a la mitad de la campaña, cuando veas que te acercas al 50% de la recaudación prevista! Déjalo estar y vete a hacer otra cosa: que el asunto se te vaya de la cabeza y que la campaña siga su curso natural, perdida en el limbo de Indiegogo y Kickstarter.
¡Y ya lo tienes! ¡Habrás conseguido el fracaso que tanto buscabas!
Como ves, es muy fácil fracasar en esto del crowdfunding, ¡pero también es posible triunfar! Y la alegría que proporciona el haberlo conseguido es suficiente recompensa, créeme: en mi campaña, después de un mes de sudores y frustración, ¡al final, a horas de que se terminara el plazo, conseguí alcanzar mi objetivo e incluso superarlo!
Dime, ¿has probado ya el crowdfunding?
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Eeeeeeeel problema que veo (aunque entiendo qué has intentado hacer en esta entrada y me gusta: todo el mundo habla de qué hacer y es una vuelta de rosca hablar de lo que no funciona) es que la gente ya sabe que tiene que insistir y mover sus proyectos: el problema no es saber lo que no hay que hacer, ni siquiera saber que /sí/ hay que hacer, si no que la gente no sabe bien cómo hacer lo que sí hay que hacer para que funcione. El problema no es saber que hay que insistir y dar la brasa, sino saber /cómo/ darla sin que tus seguidores te odien y acaben hasta el gorro de ti XD
En realidad al final la clave del crowfounding es tener una red social amplia que se interese por ti y que sepas que vaya a financiarte Si quieres hacer una campaña que necesita que 30 personas pongan 15 euros, y solo conoces a 4 personas (tus padres y dos amigos, por ejemplo) que darian quince euros por ti… pues mal vas. Aunque tengas 200 seguidores en twitter, si le importas un pimiento a tus seguidores, ninguno va a pagar 15 euros por ti aunque insistas mucho. Si en cambio eres un tuitstar, todo el mundo querrá. Ser popu, al final. Y sino lo eres, intentar moverlo mucho mucho mucho y ponerlo interesante para que de chiripa caigan o les llame la atención a las personas suficientes.
Por supuesto, esto es totalmente cierto, aunque también depende de las ambiciones que tenga tu campaña. Si lo que quieres es conseguir un millón de euros pues necesitas apoyo de desconocidos y más te vale saber algo de marketing y tener una red sólida de seguidores a los que le importes. Que lo suyo es que te conozcan de antes y que a la gente le interese lo que sea que hagas, sí.
Pero, si por el contrario lo que estás promoviendo es una campaña pequeñita (como lo era la mía), en la que dependes más que de tus seguidores en twitter (que también, claro, y si de twitter te financian tres pues bienvenidos sean), de tu familia y de la gente de tu círculo. Y precisamente por mi experiencia puedo decirte que mi campaña salió adelante porque insistí mucho a gente que conozco personalmente, explicándoles cómo funcionaba el sistema. Ese fue el principal obstáculo que yo encontré: que la gente me decía que quería ayudarme pero me decían que les trajera yo el libro que ellos me lo pagaban, por ejemplo. O que no eran capaces de crearse cuenta de PayPal. Que para la gente más joven y quizás más ducha en esto de las nuevas tecnologías es una cosa muy sencilla e intuitiva, pero para otros sectores de la población es todo un mundo desconocido.
¡Muchísimas gracias por pasarte y comentar!