MUCHAS VECES utilizo las historias que leo y/o escribo para lidiar con mis problemas. De hecho, cuando estoy muy estresada y la ansiedad me puede, suelo ponerme una peli de llorar, porque me tranquiliza pensar que esos personajes que han vivido tal o cual tragedia lo han pasado bastante peor que yo con mis preocupaciones nimias (que suelen ser problemas típicos de primer mundo, además). Es un mal de muchos, consuelo de tontos pobremente disimulado, pero a mí me sirve para relajarme y ver las cosas con perspectiva. Por eso prefiero las historias dramáticas a las comedias (aunque alguna de vez en cuando no viene mal) y tiendo a huir de los romances demasiado pastelosos.
Hay muchos elementos clave en una historia: los personajes, la trama, la estructura, la prosa y un largo etcétera de cosas que tienes que tener en cuenta mientras escribes. Las historias memorables son aquellas que consiguen aunarlo todo, y además de manera que parezca que el autor no ha tenido ninguna dificultad para hacerlo. Normalmente, cuando tienes una idea para una historia lo que se te ocurre es una de esas partes: «me encantaría tener un protagonista marciano/con síndrome de estrés postraumático/esquimal», «¿cómo sería ambientar una novela en una cárcel/un circuito de rallies/una casa encantada?», «quiero que en mi novela policíaca el lector sepa quién es el asesino desde el principio». A mí personalmente me encanta cuando mezclas todas estas ideas aleatorias y tu historia se convierte en «cómo el asesino esquimal lucha por convertirse en campeón del mundo mientras intenta escapar del agudo olfato del detective X», porque creo que necesitas desarrollar adecuadamente todos esos elementos para que el lector termine totalmente satisfecho. Por eso me preocupo mucho por documentarme para dejar el menor número de fisuras posible en mi ambientación, aunque también me gusta darle muchas vueltas a las motivaciones de cada personaje y a su pasado para entender cómo actúan de la manera en la que lo hacen. Y, también (aunque esto me gusta menos, tengo que admitirlo), dedico bastante tiempo a preparar una trama lo suficientemente interesante como para dejar que mis personajes la desarrollen.
En estos momentos estoy justamente en ese punto: he terminado de corregir uno de los borradores de mi historia ambientada en la Guerra Fría y estoy a la espera de que algunas personas de confianza se lean el manuscrito y me digan qué les parece (como lectores). Es un momento duro porque, hasta ahora, solo yo sé lo que pasa en esa historia. Hay gente que sabe cosas sobre los lecheros de Berlín gracias a ella y hay gente que me ha visto fangirlear con fotos del Muro de Berlín gracias a ella, pero nadie se la ha leído completa y me ha dicho si me he flipado mucho con tal o cual guiño o si han entendido el mensaje que quiero trasmitir (o si simplemente les ha gustado o no). Así que, mientras espero, he decidido dedicarme a otra cosa para no caer en la tentación de cambiar más cosas (de momento) y he empezado a planificar mi próximo proyecto.
En realidad, se trata de un remake de una historia anterior (que a su vez era un remake de la novela número cinco que escribí, que era una patata sobre un circo australiano y una especie de espíritus que le contaban cuentos a la gente) que, después de años, sigue interesándome. La escribí, la he corregido varias veces, pero llegados a este punto creo que los fallos estructurales y de trama son tan grandes que lo que se merece es una reescritura completa. Así que me voy a cargar todos esos plot twists del tipo «el marido presidiario resultó ser el malo de la película» (que hay unos cuantos) y voy a darle a los personajes motivaciones de verdad, dejando de lado todo lo que huela a «vamos a salvar la Navidad».
Cuando tu novela te pide un conflicto
Pero ¿cuál es mi problema? Pues, precisamente, que no tengo trama. Tengo personajes, tengo ambientación (un circo), tengo un final más o menos definido y tengo claros algunos giros del argumento, pero cuanto más miro mis resúmenes más me doy cuenta de que, en realidad, no pasa nada en esta historia. Es decir, sí que pasan cosas: los personajes interactúan y evolucionan (y eso es en lo que me quiero centrar), pero no hay nada más. Ni intrigas del gobierno ni una cuenta atrás para desactivar una bomba ni asesinos sueltos. No hay nada de acción. Y, a decir verdad, podría escribir la historia así, centrándome solamente en la relación entre los personajes principales y entre estos y el medio, pero lo que no quiero es arrepentirme otra vez dentro de cuatro o cinco años y plantearme reescribirlo todo otra vez. Me falta otro conflicto, uno principal que relegue lo que tengo hasta ahora a subtrama haciéndolo más interesante precisamente porque no se le dedica tanta atención (esto puede parecer totalmente contradictorio pero es así: unos conflictos subsidiarios lo suficientemente ricos como para poder constituirse como conflictos principales hacen que tu historia crezca y mucho): y necesito que sea un conflicto interesante y (me temo que esto es lo más difícil) digno de que mis personajes (de los que estoy un poco enamoriscada a estas alturas) pasen por él.
Por supuesto, tiene que ser algo trágico. Y a la altura de mis expectativas (que a veces son bastante difíciles de satisfacer).
Mientras sigo dándole vueltas, voy a dejarte dos artículos que tratan sobre el conflicto en las historias (por si estás en mi misma coyuntura y necesitas tanta ayuda como yo): este, en inglés, en el blog Now Novel, que explora los diferentes tipos de conflicto que pueden existir en una historia; y este, en español, en Inteligencia Narrativa, que reflexiona sobre los conflictos generales e individuales de cada personaje.
Y, para terminar, querría saber tu opinión. ¿Tienes alguna técnica para introducir el conflicto en tu historia? ¿Te has planteado reescribir alguna de tus novelas? ¿Cuál es el elemento que más te cuesta encajar en lo que escribes? ¿También opinas que las historias dramáticas son lo mejor para relajarse? ¡Cuéntamelo todo en un comentario!
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MUY BUEN ARTíCULO. Gracias.
llegué a él gracias a Ana González duque. Sobre tus preguntas.
1) El conflicto para mi debe esbozarse desde la primera linea. «Yo maté a María Iribarne» «El coronel Aureliano buendía, frente al pelotón de fusilamiento» «Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.»
Luego por lo menos un poco , un tercio o un cuarto del capítulo debe entrever el conflicto principal. Puede incluso ser todo el capítulo. En Novelas corales, el conflicto principal es como los personajes les afecta. Bueno así me gusta a mi. Hay excepciones, cuando tienes dos historias con dos conflictos en una misma novela que se cruzan solo vagamente, por algo en común, ajeno al conflicto de cada una.
Para mi es un poco extraño no tener un conflicto principal, porque cuando diseño una historia la diseño así. «Conflicto principal, desenlace» Luego. ¿Cómo se llegó a ese conflicto? Y ahí la respuesta. Es que x personaje o personajes no aceptaban, o se habían enfrentado, o les pasó tal cosa. ¿Pero antes de eso? Antes de aquello. un evento les afectó. ¿Contaré el evento o lo iré dejando ver?. ¿Necesito narrador en primera persona, puedo? Si es complejo, y necesita varios personajes para llegar al conflicto ¿Omnisciente, protagonista?. Me pregunto por cada personaje.
2) Re escribir, NO. Re corregir cada frase, o descartar todo un tramo, sí. Pero para eso es la corrección. Me cuesta mucho avanzar para ponerme a re escribir.
3) Lo mejor para relajarse es mundo Disco, de terry pratchet. En realidad me gusta la comedia. Pero la idea es divertirse al leer.
¡Hola, Alejandro! Gracias por tu comentario. Tienes toda la razón: el conflicto principal debería estar ahí desde el principio hasta el final. ¡Y elegir al narrador adecuado es también una de las decisiones más importantes!
Reescribir, por supuesto, no es lo mismo que corregir. A mí me ha llevado años decidir de firme que voy a reescribir esta historia, y si lo hago es únicamente porque cuando escribí la primera versión desconocía muchas cosas del proceso de escritura y de las técnicas que podía utilizar y creo que esos personajes se merecen una historia mejor, pero no es algo que puedas hacer con todo lo que escribes ¡o nunca escribirías nada nuevo!
¡Muchas gracias por dejarme tu opinión! Espero verte por aquí de nuevo ^^. ¡Hasta la próxima!
Ahora que me lo dices. No recomendaría re escribir una novela, en especial si no tiene el conflicto principal.
Lo que haría sería «Escribir una nueva novela con los mismos personajes».
Yo tenía una idea vaga en mi primer prospecto de novela hace 15 años atrás. Lo dejé ahí. Lo leyó gente. Me dijeron que tenía mucho Tolkien, mucho estilo biblia. Así que simplemente deseché la idea principal. Gran parte del texto fue conservado porque no tenía futuro por estar lleno de estereotipos. Pero, ¿qué tal si usamos esos estereotipos como enganche y luego los vamos desarticulando? Y ahí nació la trama. PERO ESO ES UNA NUEVA NOVELA, porque el conflicto cambió.
SALUDOS, y gracias nuevamente.
Claro, es una nueva novela. ¡Aunque puede que tenga trocitos de otras anteriores! Me alegro de que al menos pudieras conservar algo de un trabajo anterior