HACE ALGUNOS MESES te conté por qué escribo novela histórica. No es el único género que he trabajado (incluso tengo por ahí un par de patatas gordísimas en las que intenté inventarme un mundo distópico pseudo-postapocalíptico), pero junto al realista es en el que me siento más cómoda. También es uno de los géneros que más me gusta leer y que más disfruto. Entre otras razones, porque me encantan los buenos dramas y en épocas donde los resfriados se curaban con emplastos los dramas son bastante fáciles de conseguir.
Lo que te voy a decir es una obviedad, pero el contexto determina a los personajes. Por eso, los personajes de novela histórica son algo diferentes a los personajes de otros géneros, como la novela negra o la novela romántica contemporánea. Si escribes novela histórica, tienes que tener en cuenta de que el contexto de la narración no es el mismo que el tuyo de tu vida cotidiana, así que vas a tener que trabajar un poquito más.
De hecho, los personajes son una de las maneras más sencillas y a la vez más complejas de conseguir que tu lector se crea lo que le estás contando. Por una parte, lo normal es que tu novela (por regla general, que tampoco vamos a discriminar aquí a ningún tipo de experimento literario) tenga personajes: los vas a necesitar para que vivan la historia que quieres contar, de modo que si los haces interactuar con su medio para describirle el contexto a tu lector estás matando dos pájaros de un tiro. Aunque, por otra, está claro que crear buenos personajes (irresistibles) no es tan fácil como parece, aunque es una parte importante del proceso de escritura de una novela. Así que ya sabes: a practicar y a leer mucho.
Los personajes de novela histórica también necesitan, como cualquier otro tipo de personaje, una evolución y una serie de virtudes y defectos (esto te permite jugar bastante, porque lo que ahora se considera un defecto puede que en el pasado fuera una virtud y viceversa). Pero, sobre todo, tienes que estar muy pendiente de la coherencia que tu personaje mantiene con su contexto.
¿Cómo conseguir que un personaje sea coherente con su época?
Hay puntos muy elementales, como el nombre de tu personaje (que, vale, ponle un nombre que te guste, pero con cabeza: si tu historia se ambienta en el Imperio Romano no llames a tu protagonista Pepita Pérez).
También tienes que fijarte en la ropa y el aspecto físico en general: hay temas como la concepción de la belleza que evolucionan mucho de una época a otra. Y los hay bastante más peliagudos, como la presencia de la religión en la sociedad o el rol que tu personaje ostenta en esta (y si lo acepta o no. ¿Le obligan a aceptarlo?). Tienes que entender su forma de ver el mundo (conócelos bien) antes de plantear cómo enfrentará el conflicto de la novela, sea cual sea: ojo con esto. Que tu personaje esté a favor del esclavismo o sea un machista redomado (muchos de los vikingos de Cuando la luna brille lo son) no significa que tú lo seas: es más que probable que la sociedad lo haya hecho así; el conjunto de valores de una persona es algo que se aprende en la infancia y que es muy difícil de modificar. De hecho, lo no creíble es un personaje que no tenga la mentalidad dominante de la época y no tenga una razón justificada para ello (por ejemplo, que haya estado en contacto prolongado con otro tipo de culturas o que algún trauma fuerte le haga replantearse sus principios. O que sea un niño feral criado por lobos en la selva).
Pero, quizás, lo más difícil de todo esto sea hacer que tu personaje hable de forma creíble. El lenguaje tiene que adaptarse a la época, no solo con el vocabulario apropiado (en el siglo III no había lazarillos ni celestinas) sino también con giros y expresiones que hoy en día no se utilizan (el tratamiento de usía, por ejemplo). Para esto te recomiendo que leas todo tipo de documentos (libros, periódicos, mapas, etc), cuando sea posible, escritos en la época que estás tratando (entiendo que si es la Edad de Hierro esto va a ser un poco complicado).
Por todo esto, cuando escribimos novela histórica es importante alterar un poquito el orden de los pasos que tienes que seguir antes de empezar a escribir una novela y tener muy clara la ambientación desde el principio, porque es ahí donde va a estar el foco de atención y lo que va a determinar todo lo demás: tanto el conflicto como el tipo de personajes como el mismo final. Si no se ha inventado el avión tus personajes no podrán cruzar el mundo en menos de 24 horas para salvar al mundo de los malos antes de que maten al padre secreto de tu protagonista, tenlo en cuenta.
Un último truco: puedes hacer que tus protagonistas conozcan a personajes históricos reales. Son guiños muy curiosos que suelen dejar un buen sabor de boca en el lector, incluso cuando te desvías un poquito de la historia real. También puedes tomar un personaje real como base y dejar que evolucione hasta que se convierta en un personaje totalmente distinto, tuyo.
Te va a tocar investigar, pero merecerá la pena. Y si crees de verdad en la historia y sus personajes se te hará muy ameno y te servirá para aprender un montón. Como siempre, para cualquier cosita ¡te espero en los comentarios! Y, si te ha gustado la entrada, ¡no te olvides de compartirla!
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