
No, no he venido a hablarte de la novela de Cormac McCarthy (¡de la que ya tenemos postre literario!). En realidad, quería contarte una pequeña historia mucho más personal. Acabo de llegar a casa después de un viaje precioso a Jaén, del que además de unos recuerdos bien bonitos de una provincia que no conocía me traigo la experiencia de uno de los encuentros más especiales que he tenido la oportunidad de vivir como escritora.
Esta primavera se cumplen diez años desde que empecé a escribir mi segunda novela, Esa nube tiene forma de oveja. En aquellos tiempos hoy lejanos de 2015, yo llevaba ya unos meses viviendo en Alemania y me lancé con esa novela después de un tiempo sin escribir una sola línea. Lo echaba de menos, porque ya en aquel momento la escritura era una parte importante de mí. Por supuesto, aún no había publicado Cuando la luna brille: eso llegó al año siguiente, aunque comenzamos el proceso aquel mismo verano. También entonces nació esta web, Esquinas Dobladas, cuyos primerísimos artículos datan de esas fechas.
Desde entonces, mi vida ha cambiado mucho. Terminé la carrera, he pasado por varios trabajos en sectores muy diferentes, me he mudado un par de veces y he publicado cuatro novelas.
He aprendido muchísimo, en lo literario y en todo lo demás. He crecido como escritora y como persona y voy formando una gran colección con todo tipo de experiencias, de las muy buenas pero también de las muy malas.
Hoy quería compartir contigo un pedacito de las que sí que merecen la pena.
En la carretera
En todos estos años, he tenido la oportunidad de acudir a muchos eventos, desde por supuesto presentaciones literarias y firmas de libros a propuestas bastante más inusuales. He sido jurado en concursos de relatos, he participado en meriendas literarias. Quien me conoce y me ha llamado para alguna iniciativa relacionada con las letras sabe que me apunto a (casi) todo.
Los eventos presenciales rompen la imagen más tradicional y estereotípica del escritor: no somos seres ermitaños que apenas salen de su cueva para enviar por medio de una paloma mensajera nuestro último manuscrito a la imprenta. Nos movemos (¡y mucho!) para dar a conocer nuestro trabajo. Es una parte importante de lo que hacemos: es la forma que tenemos de ponerles cara a nuestros lectores.
Esta primavera, he batido mi propio récord de eventos. ¡Hasta he creado una nueva sección en la web para reunir en ella toda mi agenda! Prácticamente todos los fines de semana me he echado a la carretera con una u otra excusa para reunirme con lectores u otros escritores. He impartido dos talleres de escritura creativa, he participado en un encuentro con historiadores y otros escritores de novela histórica, he presentado La hija de la novicia en librerías, bibliotecas y ferias. Tuve la oportunidad de compartir una tarde preciosa con un club de lectura en el que me encantó comentar con todo detalle los spoilers de la novela. y sobre el que ya aproveché para escribir por aquí.
El gran colofón ha sido un encuentro con los alumnos de 4º de la ESO del Colegio Santa María de la Capilla de Jaén, que durante todo el curso han leído y trabajado mi novela Esa nube tiene forma de oveja en clase, como parte de los proyectos Mi novela, tu libro de texto e Historias con Historia. Las actividades con centros educativos son para mí especialmente conmovedoras, porque me parecen tan enriquecedoras para los alumnos como para mí. Leímos juntos parte del último capítulo de la novela, nos escapamos un ratito a la radio y participé en la entrega de premios de los trabajos de escritura que ellos habían realizado pero, sobre todo, lo que me traigo a casa es esa ilusión con la que todos traían sus listas de preguntas que hacerme y que traté de responder con toda mi habilidad y mi cariño.
Debo confesar que he escrito poco esta primavera. Es lo que tiene estar en la carretera, que le deja a una poco tiempo para sentarse tranquilamente frente al documento a dejar que la escritura te coma las horas. Pero ni por asomo me arrepiento de haber llenado la agenda de tantas citas, aunque a algunas haya llegado un poco in extremis. He aprendido, por ejemplo, que no es la mejor de las ideas juntar dos actividades diferentes en una misma tarde. Que a veces, también, hay que saber decir que no.
Como siempre, sin embargo, me quedo con lo bueno: ya tengo algunos eventos cerrados para el otoño, y estoy segura de que cuando pasen los calores surgirán algunos más. En la nueva temporada reemprenderemos el viaje, con más ganas y más ilusión que nunca. De nuevo a la carretera 😜
Foto de Holden Baxter en Unsplash
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