SIEMPRE HE SIDO una lectora voraz: llevo registros de todos los libros que he leído desde 2006 y ya por aquellos tiempos el conteo total de libros leídos me salía de más de 100 al año. Por supuesto, eran libros más finitos y sencillos que los que leo ahora (me interesaban otras cosas, también), y tenía más tiempo libre del que tengo ahora. Pero no dejan de ser cifras de las que estar orgullosa.
Y, sin embargo, desde hace algunos años me cuesta leer tanto como antes. De hecho, hubo un tiempo en el que no leía nada de nada, durante meses (y, además, coincidió con un período en el que también dejé de escribir). Por entonces, conseguía terminar un libro al mes, y con mucho esfuerzo. Nada conseguía engancharme, no terminaba de encontrar nada que me gustara. Y, cuando por fin me decidía a coger un libro, tardaba muchísimo tiempo en acabarlo.
Supongo que has tenido etapas parecidas. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
¿Cómo leer más (y mejor)?
En todas, absolutamente todas las listas de consejos que he visto por ahí para incrementar el número de libros leídos hay uno que aparece sí o si: abandona un libro si no te gusta.
Y probablemente sea un buen consejo: si lo piensas, tiene toda la lógica del mundo. Pero yo soy tan cabezota que nunca hago esto: de hecho, el conteo total de libros que no he conseguido terminar en mi vida está en tres. Y es pura cabezonería, sí, pero también es porque he encontrado muchas joyas que solamente empiezan a brillar una vez pasada la mitad del libro. Por ejemplo, La mandolina del Capitán Corelli, novela sobre la que ya escribí en este artículo y que tiene un primer acto bastante meh y luego desemboca en un nudo magistral (aunque el final también sea más o menos).
Ahora bien, últimamente he vuelto a remontar mi racha lectora, sobre todo desde el verano pasado hasta aquí. En parte, porque me encanta compartir fotos de lo que estoy leyendo en Instagram y porque me he organizado un poquito mejor para dejarle tiempo a la lectura. También influye el hecho de participar en iniciativas como Un año de autoras, que me está forzando (y yo encantada, oye) a leer más novelas históricas escritas por mujeres.
Pero también es porque he descubierto un truco para leer más que, de momento me está funcionando a la perfección.
¿Preparado?
Pues aquí va: elige muy bien los libros que vas a empezar.
He sistematizado mi proceso de lectura: lo he optimizado y ahora me siento mucho más satisfecha con todo lo que compro y leo. Puede sonar automático e impersonal (¿qué sería yo sin mi capacidad de síntesis y organización?), pero verdaderamente funciona.
Cómo elegir bien tus lecturas
1. Evita la compra por impulso
Además, esta es la primera regla del ahorro: no vayas al supermercado sin una lista y no compres por comprar. Si te recomiendan un nuevo libro, lees una reseña que parece interesante o descubres un título interesante en las novedades de Amazon, apúntalo. Yo lo busco en Goodreads porque, aparte de ayudarme a relacionar el título y el autor con la portada (soy una persona muy visual, qué le vamos a hacer), me encanta poder tenerlo todo en un sitio bien centralizado. Pero vamos, que te vale tu bullet journal, la app que tengas para notas en el móvil o un post-it. El caso es que tengas una lista a la que acudir cuando decidas que ha llegado la hora de renovar tu biblioteca.
2. No compres más de lo que puedas leer
Creo que aquí solemos fallar todos, pero esto de acumular libros y libros que sabes que nunca vas a leer (por cierto, este problema se llama tsundoku y es más común de lo que nos pensamos) no ayuda a nadie: yo suelo marcarme un máximo de 10 libros pendientes. Si tengo más, dejo de comprar nuevos por un tiempo, hasta que la pila empieza a bajar. Y lo hago por dos razones: porque de esta manera me es más fácil cumplir con el punto tres, y porque a partir de los diez u once libros la montaña que dejo en mi mesilla deja de ser apetecible para pasar a parecer desordenada (y, además, acumula más polvo).
3. Encuentra el momento para cada libro
Los libros de mi pila no se leen por orden de llegada: hay algunos que se pasan años ahí y hay algunos que apenas están esperando a que termine con mi lectura actual para ser devorados. Creo firmemente que cada libro tiene su momento. En mi caso, me funciona estupendamente dejar madurar los libros en la montañita: los veo todos los días al irme a dormir y me creo yo solita un poco de hype, relamiéndome con la que será mi próxima lectura. Partiendo de la base de que solamente están ahí porque me interesan de un modo u otro, por ejemplo los bestsellers de lectura rápida son perfectos para cuando estoy más cansada, porque me relajan y me distraen, y los ensayos y las biografías suelo dejarlos para las vacaciones, cuando tengo la mente más fresca para absorber la información (porque generalmente leo ese tipo de libros por temas de documentación).
Por ejemplo, este libro se pasó en mi montaña de pendientes más de un año, porque pensaba que sería bastante más pesado de lo que luego resultó. Y, al final, me encantó:
4. Alterna
Este es más bien un subapartado del punto tres: me aburro enseguida, por lo que suelo alternar bastante la temática de mis lecturas. Aunque la mayor parte de lo que leo es novela histórica, suelo espaciar bastante las novelas ambientadas en el mismo período de tiempo y siempre le doy prioridad a aquello sobre lo que no he leído nunca. Y también, de vez en cuando, me doy el capricho de releer alguno de mis libros favoritos.
5. Lee de uno en uno
Aparte de libros que tengo siempre on-going (de relatos, de cuentos o los que leo para mejorar idiomas), una de mis reglas de oro es no empiezes un libro hasta que hayas terminado el anterior. Es simplemente una cuestión de concentración: soy capaz de invertir más energía cuando solamente tengo que recordar personajes y relaciones de una historia cada vez que si tengo que diversificar y acordarme de quién pertenecía a qué libro.
6. Sáltate de vez en cuando el primer paso
(Sobre todo si es para comprar mi novela). Porque hay veces que tienes un flechazo con un libro, y la vida está para vivirla. La clave está, como decía Aristóteles, en el punto medio. Una cosa es ver un libro en una librería y comprártelo, y otra salir a la caza de novedades todos los miércoles. Sobre todo si tu velocidad de lectura es de cuatro libros al año: vas a terminar con más libros en casa que espacio en tus estanterías y una sensación de frustración continua por no ser capaz de darle salida a tanta letra.
Además, para tener consciencia del dinero que me gasto en libros, además de guardar la regla de los 10 pendientes también suelo comprar en grandes cantidades: cuando veo que de los tres que me quedan en la pila no hay nada que me interese especialmente en ese momento, saco mi lista de Goodreads (sí, esa de la que te hablé al principio) y escojo los que quiero comprarme a continuación. Así, además, aprovecho para eliminar todos aquellos que en realidad sé que aunque comprara no iba a leer y, sobre todo, soy capaz de controlar el presupuesto que tengo y lo que quiero gastar.
7. Arriésgate
Y, de vez en cuando, sal de tu zona de confort y dale una oportunidad a algo que de otra forma nunca leerías. Para esto es genial apuntarse a un club de lectura. O ser jurado de un premio.
Yo me atrevo con todo, menos con lo que sé que no me va a gustar. Por ejemplo, he leído dos libros de Julia Navarro y he descubierto que no es mi autora favorita. Pues no creo que vaya a darle otra oportunidad.
Casualmente, desde que decidí que iba a escribir este artículo (que, por cierto, lleva meses madurando también en mi lista de Ideas de Trello, porque sigo un sistema parecido para configurar el calendario editorial de mi blog), a raíz de un comentario que me hizo Marta de Tu regalo personalizado por algo que no viene al caso, no he dejado de encontrarme por otros blogs respuestas diversas a la eterna pregunta de cómo leer más. Por ejemplo, este artículo (en inglés) de la maravillosa K.M. Weiland sobre cómo convertirnos en mejores lectores, este de Lecturalia para ayudarnos a mejorar la eficiencia de nuestras lecturas o esta interesante reflexión de Víctor Selles sobre la disyuntiva de abandonar o no libros que has empezado.
¿Y tú? ¿Estás contento con el número (o la calidad) de los libros que lees? ¿Sigues algún método para elegir tus próximas lecturas? ¿Te animas a intentar el mío por un tiempo para acabar más libros? ¿Eres de los que abandonas lecturas sin remordimiento alguno? ¿Te ha encantado el artículo? Pues no te olvides de dejarme un comentario, de compartir y de suscribirte a mi lista de correo para recibir todas las novedades en tu bandeja de entrada. ¡Hasta el próximo miércoles!
Photo by Clay Banks on Unsplash
- Europa después de Carlomagno - 11/11/2024
- Quién lee a un premio Nobel - 11/10/2024
- 9 novelas para empezar a leer literatura asiática | #marzoasiático - 21/02/2024
Lovely as always Yo abandono libros como quien se va dejando horquillas por el camino. Menos si me los recomiendan, porque con suerte tengo amigos con un gusto magnífico 😉 Un besote vikingo
Y probablemente hagas mejor que yo 😉