Reseña: «Despertares», Felicidad Martínez | Premios Guillermo de Baskerville’17

En definitiva, me ha parecido una novela corta entretenida y muy rápida de leer, con un planteamiento muy interesante. Quizás me ha faltado leer el resto de las Leyendas del Metaverso para comprender del todo el mensaje y la intención de la autora pero, teniendo en cuenta Despertares como entidad independiente, considero que el problema principal es que le faltan unas cuantas de páginas para asentar bien una idea con tanto potencial.

7 pasos para enamorarte de la novela histórica (también como escritor)

Antes del verano publiqué en el blog la primera parte de este artículo, en el que reuní los cinco pasos que cualquier lector necesita para iniciarse como amante de la novela histórica. Hoy vengo a darte otros siete pasos para enamorarte de este género, pero esta vez como escritor (o escritora).

De hecho, ya te hablé del tema cuando te conté por qué creo yo que leemos novela histórica y  por qué escribo yo este género. Voy a profundizar un poquito más en ello y a darte las claves para que tú también, con un poquito de trabajo y paciencia, puedas escribir una novela histórica.

Qué es una novela histórica

Hay casi una opinión por lector. Hay quienes dicen que no es novela histórica si queda alguien vivo que estuvo allí. Hay quienes (muchos), como en el concurso de antes, ponen como fecha tope la Segunda Guerra Mundial. Yo, personalmente, creo que todo eso es querer ponerle vallas al campo y que mi novela ambientada en la Guerra Fría (que llega hasta la caída del Muro de Berlín y un poquito más allá) es histórica.

Por qué leemos novela histórica

Aunque cuando preguntas no parece que sea un género como mucho agarre (entre otras razones, intuyo que gracias a un exceso de infodumping y a tantos intentos fallidos de adaptar lo que yo llamo el modelo Kate Morton sin sacarle todo el jugo), siempre hay varios títulos de novela histórica entre los libros más vendidos. ¿Por qué?

Documentación extrema (12) | Con la casa a cuestas

Estoy escribiendo una novela ambientada en un circo y, como la verdad es que nunca he vivido en una caravana, me he propuesto documentarme a fondo para plasmar la experiencia lo más fehacientemente posible: le he preguntado a una amiga que tiene una para ir de camping y he buceado en internet hasta encontrar lo que me interesaba.

Los comentarios en Microsoft Word | Las herramientas del escritor (7)

Este verano, con esto de las vacaciones y gracias a una escasez de acceso a internet, he tenido que reaprender a escribir sin documentarme. O, lo que es lo mismo, he hecho un esfuerzo por seguir escribiendo: nada de pararme a completar detalles y, por supuesto, nada de pasar tres horas de reloj mirando a la pantalla porque hay una palabra que no me viene a la mente. Al fin y al cabo, ya habrá tiempo de volver a todo eso  cuando comience a corregir la novela. ¿Cómo recordarás dónde está el huequecito que tienes que llenar con el nombre del postre o del personaje tal, entre tantos miles de palabras en tu manuscrito?
Si escribes a mano, pon un post-it. Si escribes en Word, utiliza los comentarios.

«Palmeras en la nieve» y el modelo Kate Morton en la novela histórica

En el modelo Kate Morton, las revelaciones del pasado tienen consecuencias en el presente. Porque, si no las tuvieran, los personajes no les darían más importancia a lo que hicieron sus padres o sus abuelos en sus años mozos: sería una historia más y punto. Hace falta una excusa algo más poderosa para que el lector acepte que le hayamos contado toda esa historia. Y, en mi opinión, en Palmeras en la nieve las consecuencias de esas revelaciones, aunque condicionan a los personajes, tienen muy poco peso en la trama.

El pudding de manzana de «Siempre hemos vivido en el castillo»

El postre literario de este mes es muy especial. ¿Por qué? Porque lo he hecho con muy buena compañía. Sí, señores, por primera vez en la historia, Dory y yo hemos hecho un postre literario juntas. Y no solo eso, sino que hemos contado también con la ayuda de nuestra querida Ail. Con semejantes pinches, nada podía salir mal. ¡Y lo cierto es que el postre nos quedó delicioso!