La ironía dramática o cómo manipular al lector
¿Qué es la ironía dramática? Pues esa situación en la que el lector (o espectador) sabe algo que los personajes desconocen.
¿Qué es la ironía dramática? Pues esa situación en la que el lector (o espectador) sabe algo que los personajes desconocen.
Para que mis notas al final fueran realmente útiles tenían que estar ordenadas alfabéticamente, como un diccionario (o glosario, en este caso). ¿Cuál era el problema? Que cada entrada de ese diccionario tiene dos líneas: una para la palabra y otra para la definición. Y Word, por defecto, me lo quería ordenar todo, separándome el término de su acepción. ¡Esto no me servía! Así que me he buscado la vida para hacerme un glosario personalizado
El 18 de marzo me animé a acercarme al I Encuentro de Escritores, Lectores, Editoriales, Blogueros y Booktubers que organizaba la Asociación El Club de las lectoras y lectores en Badajoz.
Este mes os traigo un postre literario sacado del tercer libro de The Raven Boys: El tercer durmiente (que, por cierto, tiene un título mucho más bonito en inglés: Blue Lily, Lily Blue).
Llevo varios meses con rachas bastante irregulares de escritura: atracones y después días y semanas de vacío y, ahora, cada vez que intento ponerme con el documento, me bloqueo leyendo las últimas líneas y mirando el contador de palabras que no crece.
La entrada de hoy va de escuelas que se mueven, porque como te he contado ya en alguna ocasión estoy actualmente escribiendo una historia ambientada en un circo. Como es un circo medianito, hay bastantes niños (aunque en este caso no tengo a ninguno como protagonista): ¿y qué pasa cuando hay niños? Bingo: que necesitamos una escuela.
Es algo que estuve evitando durante mucho tiempo: ya en mi primera patata (esa que escribí con doce años y que por alguna razón sigo mencionando de vez en cuando) me dije que no me interesaba escribir sobre personajes de mi edad y planté a mi protagonista en la universidad (y en Nueva York), sin tener obviamente ni idea ni de cómo manejar ni una cosa ni la otra. Un consejo bastante extendido en el mundo de la escritura es que escribas sobre lo que sabes, pero a mí me parecía más seguro meterme en camisas de once varas que escribir sobre niños. Y, desde entonces, esa aparente fobia que tengo se ha ido incrementando.
Personalmente, la historia de estos dos personajes me produce mucha ternura. Por eso he decidido homenajearlos haciendo una tarta de frutas con crema digna de la cocina del ama. En mi caso he decidido usar solo fresas, pero naturalmente podéis cambiarlo o añadir las frutas que queráis. Es uno de los postres más sencillos que he hecho, pero está delicioso.
Pues bien, aprovechando el tirón del NaNoWriMo, en noviembre empecé una nueva novela. No requiere tanta documentación como la anterior (no es histórica), pero siendo como soy es inevitable que me ponga a investigar algunos detalles. Y, casi, por casualidad, he descubierto una herramienta que nunca me habría planteado podría servirme para organizarme la vida. ¿Que cuál es? Sorprendentemente, Pinterest.
Me he planteado tomarme las cosas con mucha calma y, para asegurarme de que todos los detalles están justo donde quiero que estén (porque obviamente quiero que esta versión sea la definitiva y que las correcciones que tenga que hacer cuando termine no sean demasiado profundas), voy a empezar por el principio. Por eso, de momento se acabaron las entradas de documentación extrema sobre Berlín y la Guerra Fría (espero poder contarte pronto también cómo va avanzando ese otro proyecto) y me voy a centrar más en cosas relacionadas con circos.