Nadie lee a un premio Nobel

Nadie lee a un Premio Nobel | Esquinas Dobladas

El pasado 10 de octubre de 2024 se falló en Estocolmo el premio Nobel de Literatura: la galardonada este 2024 ha sido la escritora surcoreana Han Kang, conocida hasta ahora por haber ganado el también muy prestigioso premio Man Booker Internacional en 2016 por su novela La vegetariana.

Debo reconocer que no he leído a muchos escritores que hayan sido premiados con un Nobel de literatura. Y de lo poco que he leído, no todo me ha gustado. Por ejemplo, mi tía me regaló hace muchos años un libro de J. M. Coetzee que leí totalmente fuera de contexto. La vida de las mujeres, de Alice Munro, se me hizo muy pesado y, francamente, aburrido.

Sin embargo, también puedo decir que he disfrutado con la lectura de varios premios Nobel. El fin del homo soviéticus, de Svetlana Alexiévich, me parece un libro imprescindible para comprender el ambiente de Rusia y el resto de países que habían conformado la URSS cuando esta desapareció en 1990. Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, es en mi opinión una lección magistral sobre cómo contar una historia.

Se ha dicho muchas veces que el Nobel de Literatura es un premio elitista, que dado que se concede a toda una carrera literaria suele otorgarse a autores poco comerciales y algo oscuros, lo cual hace difícil que lleguen al gran público. Es innegable que una vez que uno gana el premio Nobel su nombre se convierte automáticamente en éxito de ventas, pero parece que la mayoría de escritores premiados nunca dejan de ser clasificados como autores que escriben cosas complejas, poco accesibles, elevadas y arduas. Como si enfrentarse a la lectura de un libro escrito por alguien con un premio Nobel a la espalda requiriera de una preparación especial, o de grandísimas dosis de paciencia, o de una fuerza de voluntad sobrehumana para superar el bache.

(También es un poco la percepción que, a veces, se tiene de los clásicos. Que, sí, hay de todo, pero hay clásicos divertidísimos de leer, que enganchan como una telenovela y no se ajustan para nada a esa idea que mucha gente tiene aún de ellos).

Nadie lee a un premio Nobel

O, mejor dicho, no todo el mundo lee a un premio Nobel. Al fin y al cabo, por mucho que ambos lleven una pegatina que diga «premiado» en la portada, un Nobel no tiene nada que ver con un Planeta, por ejemplo.

Y, ojo, no deja de haber algo de verdad en esa concepción de los Nobel como libros «de difícil lectura». Paraíso, de Abdulrazak Gurnah, es un libro muy necesario, pero no necesariamente entretenido o, digamos, escapista. Confieso que empecé a leer Beloved, de Toni Morrison, y tuve que abandonarlo porque la historia que contaba me parecía demasiado real y me estaba angustiando demasiado.

Lo cierto es que nunca he seguido muy de cerca los premios Nobel porque, habitualmente, no he oído hablar de los autores premiados. No soy de esas que tienen sus porras de autores eternamente nominados, la verdad. Me resulta divertido el asunto de Murakami, pero como tampoco me gusta su literatura me es un poco indiferente si le dan o no el premio.

Pero en los últimos años me ha ocurrido una cosa curiosa.

Cuando le dieron el Nobel a Annie Ernaux en 2022, yo ya conocía a la autora porque había leído El acontecimiento. Fue de hecho uno de los primeros audiolibros que escuché y me conquistó su voz desgarradora y lo profunda que era la historia que contaba con palabras tan precisas y tan duras. Imagino que llegó a mí por el boom que la autora experimentó a raíz del estreno de la película dirigida por Audrey Diwan en 2021. Ciertamente, mientras la leía no me sabía a Nobel. No era literatura «difícil». Estaba leyendo a una autora cercana, que se entendía, que me llegó.

Me ha ocurrido algo parecido este año con Han Kang. La leí por primera vez en Actos humanos, justo el año pasado. Me pareció una novela fascinante desde el punto de vista estructural, pero también por su estética. Tengo pendiente releerla porque es tan dura que la primera vez tuve que abandonar el libro varias veces porque me costaba continuar. Cuenta una historia real que da escalofríos. Por supuesto, tampoco imaginaba que se llevaría un premio Nobel.

También he leído Blanco y La vegetariana, su obra más famosa. No me llegaron tanto como Actos humanos, pero tampoco conecté de la misma manera con Pura pasión, de Annie Ernaux. Quizás haya algo en descubrir por primera vez la voz de un autor, en conocerlo al adentrarse virgen en su mundo.

No importa. Al final, también yo, una persona de a pie, puedo disfrutar con la literatura de los premios Nobel. Y atreverme con cualquier libro, tenga la fama que tenga. Justo ahora estoy con El doctor Zhivago, de Borís Pasternak. De momento, aunque solo llevo 100 páginas, me tiene enamorada.


¿A cuántos premios Nobel has leído? ¿Alguna de sus obras te ha conquistado? ¿Conocías a Han Kang? Cuéntame en los comentarios y, si te ha gustado el artículo, no dudes en suscribirte a mi lista de correo. ¡Hasta la próxima!

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