Los andamios de la novela histórica | No digáis que no tenemos nada

Los andamios de la novela histórica | No digáis que no tenemos nada — Esquinas Dobladas

PUES NO, NO ME ESTOY refiriendo a los Andamios de Mario Benedetti (¿lo has leído? No lo conocía, pero investigando un poco para este artículo he leído muy buenas críticas), sino a los andamios que constituyen la estructura de una novela: he tomado prestada la expresión de una entrevista de la escritora Madeleine Thien, que resulta que es la autora de la novela histórica de la que quiero hablar hoy: No digáis que no tenemos nada.

«No digáis que no tenemos nada», de Madeleine Thien

En España, esta novela está publicada por Galaxia Gutenberg, y debo decir que me ha encantado, al ojear el capítulo de muestra que se puede leer en su web, que hayan incluido un árbol genealógico que a mí me habría venido de perlas mientras leía el libro, pero que no estaba en mi edición en inglés.

No digáis que no tenemos nada (Do not say we have nothing en el título original, que por cierto es una referencia a la letra en la versión china de La Internacional) es una novela sobre la historia reciente de China. La autora utiliza de manera magistral la ironía dramática y nos lleva de la mano por la Revolución Cultural de Mao hasta las protestas de la plaza de Tiananmen, aunque déjame decirte que a veces las descripciones de la tragedia que sufren los personajes son tan, tan realistas que, más que un paseo por el pasado, la lectura se vuelve un deporte de riesgo.

Hace algún tiempo te hablé de cómo una de las estrategias de moda a la hora de construir una novela histórica es lo que yo llamo el Modelo Kate Morton: una aventura en el pasado narrada a través de los descubrimientos que los descendientes de los personajes originales efectúan en el presente, con dos líneas temporales definidas que suelen ir en capítulos alternos. No soy demasiado fan de este tipo de estructura porque, como me pasó con Palmeras en la nieve, suelo interesarme más por una de las dos mitades de la historia que por la otra.Los andamios de la novela histórica | No digáis que no tenemos nada — Esquinas Dobladas

Pues bien: Madeleine Thien desarrolla este Modelo Kate Morton y le da la vuelta de tal manera que no solo hay dos líneas temporales, sino varias, entremezcladas de una forma muy orgánica que en ningún momento te saca de la lectura con saltos demasiado abruptos entre épocas.

Y es una novela que recorre varias épocas. En cierto modo, no deja de ser una novela histórica costumbrista (como Pachinko), aunque otra cosa que disfruté mucho mientras la leía es que no hay nada de paja ni infodumping que te distraiga de lo que es verdaderamente importante en la historia: en un solo párrafo te resumen perfectamente diez años, un divorcio y una hija sin que se pierda el ritmo (vamos, todo lo contrario a Dime quién soy).

Lo cual me lleva a otro de los puntos que quería comentar: el ritmo en No digáis que no tenemos nada.

Los andamios de la novela histórica

Al principio del artículo te hablaba de una entrevista de Madeleine Thien en la que hablaba de andamios. Se trata de esta, para Medium, en la que, ante la pregunta de si la música, como arquitectura de la novela, ayudó a la autora a montar el andamiaje de su estructura (que como es bastante compleja), o si es algo que fue añadido a posteriori en las fases de corrección, Madeleine Thien responde lo siguiente:

«Scaffolding» (andamios) es la palabra perfecta […]. Me di cuenta de que escuchar a Bach o Prokofiev o Shostakovich era enriquecedor, la música abría mi imaginación y mi conciencia conceptual de formas insospechadas. Las estructuras de sus sinfonías, partitas, sonatas, variaciones, etc. se metieron en mi mente como maneras de pensar y formas narrativas. Llegadas, salidas y regresos.

Porque los personajes de No digáis que no tenemos nada son músicos, en una época y un lugar en los que la música estaba prohibida. Y, al igual que Daniel Pérez Navarro vertió la estructura de un ballet en Los príncipes de madera, Madeleine Thien convierte la música que respiran sus personajes en un ambiente de adagio suave, que se te mete en los huesos y te hace preguntarte por que los humanos nos causamos tanto sufrimiento los unos a los otros. Especialmente recomendable si te gusta la música.

Y, por supuesto, lo consigue con una prosa lírica, una documentación impecable y unos personajes extremadamente cercanos, pero, sobre todo, a través de la estructura. Porque No digáis que no tenemos nada es una novela construida sobre los cimientos del contrapunto.

Pero una de las cosas más características de esta novela es que se apoya en los andamios de diversas formas de lenguaje no verbal. Desde ecuaciones matemáticas a flechas que explican cómo la protagonista entiende el paso del tiempo, pasando por supuesto por los ideogramas chinos, cuya presencia se vuelve imprescindible en la trama del Book of records (que, por cierto, es un guiño a una de los libros de historia más antiguos que existen).

Y son todos estos elementos los que conforman una novela memorable como lo es No digáis que no tenemos nada. Recomendable para todos los amantes de la novela histórica, pero especialmente para aquellos a los que les guste la música.

Y el drama.


¿La has leído? ¿Conoces otras buenas novelas con unos cimientos tan firmes como esta? ¿Sabes de otro libro ambientado en la Revolución Cultural China? Cuéntamelo todo en un comentario, comparte si te ha gustado y recuerda que por aquí tienes un enlace a mi novela de vikingos Cuando la luna brille y, justo debajo, una cajita para suscribirte a mi lista de correo y no perderte ningún artículo nuevo. ¡Hasta la próxima!

Photo by Michael Bader on Unsplash

Elena

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