SI ME SIGUES EN redes sociales o si frecuentas la web de Libros prohibidos, ya sabrás que soy parte del jurado de la categoría de libro de relatos de los Premios Guillermo de Baskerville 2016. Los organizan anualmente desde esta web con el objetivo de mejorar la visibilidad de autores independientes poco conocidos. ¡Lo cual es una gran iniciativa!
Por tanto, de aquí al próximo 12 de enero de 2017 voy a publicar las reseñas de los cinco nominados en la categoría de libro de relatos. ¡Estate atento si no quieres perderte ninguna!
Ya he terminado el primero de los libros, así que vamos con la primera reseña:
Así no vamos a ninguna parte, Pablo Garcinuño (120 pies)
«A veces se me desprenden los meñiques nada más despertarme, sobre todo si me levanto de la cama demasiado rápido. No sé por qué suenan a metal, como si hubieran caído un par de monedas al suelo. La gata suele jugar con ellos, haciéndolos rodar por todo el pasillo mientras yo preparo el café. No importaría demasiado si no se me llenaran las uñas de pelusas, pero la veo tan ilusionada jugueteando con mis dedos que no suelo decirle nada».
Autor: Pablo Garcinuño
ISBN epub: 978-84-945179-0-7
ISBN mobi: 978-84-945179-1-4
Precio: 3.99€
Fecha de publicación: febrero 2016
Esta pequeña colección de relatos nos invita a pasear por ese mundo rural del que a veces nos olvidamos: la mayoría de sus protagonistas son caricaturas de esos personajes reales que hace veinte o treinta años eran tan comunes en los pueblos. Las temáticas y el lenguaje giran continuamente, con un toque de sarcasmo macabro, en torno a esta idea de ese mundo tradicional algo retrógrado y anclado en el pasado que existe en la memoria de muchos y en el presente de otros.
Por lo general, la narración es correcta, con algunas metáforas muy interesantes en las descripciones y unos toques surrealistas bastante acertados. La mayoría de los relatos son sencillos, con una estructura lineal que no deja de ser correcta pero que tampoco destaca por tomar ningún riesgo. De hecho, los relatos que más me han gustado han sido aquellos en los que el autor ha ido un poquito más allá y ha jugado con los puntos de vista y la estructura (Porrompompón, por ejemplo). También, en ocasiones, la narración se vuelve demasiado explicativa: en un texto tan breve como un relato corto hay que jugar mucho más que en una novela al show, don’t tell: el lector no es tonto y sabe leer pistas y creo que son esos relatos en los que lo que no se dice es más importante que lo que está escrito los que aumentan la calidad de la obra y hacen que el conjunto merezca la pena (Millones a cascoporro, El monstruo en lo alto del armario, De la orina de papá y, sobre todo, Huevos duros con tomate, personalmente mi favorito).
Una de las cosas que más me han gustado de casi todos los relatos ha sido la gran caracterización de los personajes, muy realista y creíble en esa ambientación rural y algo nostálgica presente en casi todos los relatos. De hecho, aunque no nos da tiempo a saber mucho de cada uno de ellos, lo que se nos muestra es suficiente para comprenderlos y, en algunos casos, incluso para sentirnos identificados: cada relato es como un pedacito de su vida. Sin embargo, esto es también un punto negativo que tengo que destacar: aunque en ocasiones el mensaje detrás de cada relato es evidente, en otros no lo es tanto y terminan por convertirse en narraciones algo insulsas cuya única virtud destacable es su brevedad.
En cuanto a las temáticas, por lo general no tengo nada en contra de darle mayor visibilidad al mundo rural y a las formas de vida más tradicionales, pero tengo que decir que en algunos de los relatos de Así no vamos a ninguna parte me he sentido bombardeada con una visión demasiado negativa de la ruralidad (por supuesto entiendo que en algunos casos se trata de una crítica a esto mismo y, de hecho, es obvio que algunos relatos están ambientados en tiempos pasados en los que los aspectos negativos de vivir en un pueblo superaban a los beneficios que esto podría conllevar) que me ha hecho sentir incómoda porque no considero que se ajuste a la realidad de mi propia experiencia. Tampoco me ha gustado demasiado el toque patriarcal de algunos de los relatos, aunque repito que uno de los puntos fuertes de la obra es la gran caracterización de la mentalidad de los personajes y su credibilidad.
En general, Así no vamos a ninguna parte me ha parecido un libro recomendable para ir leyendo poco a poco, rellenando con relatos algún rato muerto: dale una oportunidad si no te asusta reírte de ti mismo.
Aquí tienes también la reseña de este libro en la web de Libros Prohibidos ¡y no te olvides de dejarme un comentario si piensas leerlo!
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