UN MES MÁS, he invitado a una escritora de novela histórica a doblar conmigo un par de esquinas: estamos en julio y la última entrevista antes de las vacaciones le ha tocado a Violeta Otín, autora de Hierro y seda (Escarlata Ediciones, 2016) y Amar a la bestia (2017).
Un año de autoras
La iniciativa
Por si acabas de llegar a este blog, antes de pasar a la entrevista quiero contarte brevemente en qué consiste esta iniciativa tan bonita que se llama #UnAñoDeAutoras. Se trata de un proyecto impulsado por María del Mar González Gómez, del blog Escribir Ciencia Ficción), cuyo objetivo, en sus propias palabras, es «difundir, visibilizar y dar a conocer a escritoras de todos los géneros, fundamentalmente de habla hispana, a través de blogueras de nicho». Cada vez hay más gente que ha querido formar parte de este proyecto, lo cual implica que hay más y más autoras que están ganando visibilidad.
Y, por supuesto, para mí está suponiendo una oportunidad inmejorable para leer y entrevistar a un montón de escritoras de novela histórica: puedes leer las seis entrevistas que ya he publicado por aquí.
La autora de julio: Violeta Otín
Esta es Violeta Otín:
Nací en Zaragoza; aquí me crie y aquí viví hasta terminar Filología Inglesa en la Universidad. Durante la carrera me especialicé en novela inglesa. Siempre me han apasionado dos cosas: leer y viajar (como buena sagitario), y quizá por eso he vivido en distintas ciudades españolas, con mis libros a cuestas.
Visitar Egipto me enseñó a ver la realidad desde otras perspectivas, y también me insufló el amor por Oriente. Seguí viajando, seguí leyendo, seguí tratando de ver las cosas con otros ojos (aunque no siempre lo conseguía). Me enamoré, me casé, y volví a Zaragoza. Aquí me quedé, y cuando nacieron mis hijas, decidí que era momento de viajar de otra forma: escribiendo y creando personajes, historias, mundos. Me gusta que mis protagonistas se vean obligados a enfrentarse al Otro, muchas veces en forma de culturas opuestas, y que aprendan a mirar el mundo desde el lugar contrario.
Soy familiar y hogareña; me encantan los días luminosos, los días de niebla, y las noches de luna llena; las playas solitarias y las montañas nevadas.
Leo un poco de todo: novela romántica, sí, pero también a los clásicos, y ensayos, y novela negra (siempre que no sea muy truculenta). En mi podio particular de escritores, Jane Austen, Graham Greene y Joe Abercrombie.
Debo admitir que no conocía a Violeta Otín hasta que Marta Huelves, la autora a la que entrevisté en mayo, me recomendó sus libros. Me hice con ellos enseguida (están disponibles en e-book y papel en la web de Escarlata Ediciones) ¡y me encantaron!
Son dos novelas muy diferentes: Hierro y seda está ambientada en Asia Central, en una época muy lejana que resulta exóticamente deliciosa de leer a través de las aventuras de Lirio y Jizhu. Además, si te gustan las novelas románticas, vas a disfrutar con esta historia de amor que, por suerte, no se queda en los estereotipos del género. Amar a la bestia es también una novela romántica ambientada en la Britania del siglo V d.C., cuyos personajes me han cautivado aún más que los de Hierro y seda. Y, como lo que más me gusta de leer histórica es descubrir nuevas culturas (que no tengo nada en contra de las novelas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero hay muchas otras posibilidades ahí fuera), descubrir a Violeta Otín ha sido todo un regalo.
Aunque para regalos el que nos hace María Vogel: la semana que viene trae la receta de un postre sacado directamente de Hierro y seda (pero si no puedes esperar, ve abriendo el apetito con el resto de la colección de postres literarios).
¡Y aquí tenemos la entrevista a Violeta Otín!
La primera pregunta es, creo, la más difícil: ¿Por qué empezaste a escribir?¿Qué te hizo decidirte para dar el paso hacia la publicación?
Pues lo cierto es que todo empezó un poco de casualidad. Un día me fijé en un concurso de relatos breves, adapté uno que tenía en un cajón y lo envié para probar suerte. Y, sorprendentemente, fue bastante bien valorado, así que me acabó picando el gusanillo y ya no he dejado de escribir.
¿Podrías decirme qué es, para ti, lo mejor de ser escritora? ¿Y lo peor?
Lo mejor quizá sea el momento de sentarme frente al portátil un par de horas o tres al día y evadirme por completo. Me encanta, me relaja, incluso cuando estoy atascada en una escena y no veo ninguna salida cerca. Si me preguntas por detalles más técnicos, me gusta también el proceso de documentación, investigar qué libros pueden ayudarme, conseguir mapas, ilustraciones sobre la ropa de la época…
Y sobre lo peor, sinceramente, no sé qué decirte. Como es una afición y no me dedico a ello, supongo que es más difícil encontrar cosas que me disgusten.
Tienes varias obras publicadas dentro del género romántico histórico: las dos últimas, Hierro y seda (2016) y Amar a la bestia (2017), con Escarlata Ediciones. ¿Por qué este género y no otro? ¿Es el tipo de libro que también sueles leer?
En realidad, soy mucho más lectora de otros géneros, especialmente de novela negra, que de romántica. Sin embargo, es donde más cómoda me siento escribiendo; siempre me ha encantado la historia, pero prefiero centrarme más en historias con minúscula, en personajes y actitudes más que en grandes acontecimientos. Y para eso, creo que el subgénero romántico es más adecuado.
Hierro y seda es una novela ambientada entre China y las estepas de Asia Central en el siglo II a.C. ¿Qué te hizo escoger esta época? ¿Cuál fue la semilla de la novela?
La idea central llegó un poco de rebote, cuando estaba documentándome para escribir un relato sobre la legendaria guerrera china Mulán (a la que todos conocemos por la película de Disney). Aunque en realidad hay un lapso de varios siglos entre las dos historias, fue leyendo sobre las relaciones entre chinos y nómadas cuando me topé con la tradición de acordar matrimonios entre los dos imperios para garantizar la paz, y casi puedo decir que la trama principal vino sola.
Me apasiona la cultura oriental, o quizá debería decir las culturas, pero especialmente me interesan las relaciones de los pueblos con el Otro. Una historia entre China y los pueblos de la estepa era demasiado atractiva para dejarla pasar.
Amar a la bestia, tu última novela publicada, es también romántica pero está ambientada en un contexto muy diferente: Britania en el siglo V d.C. ¿Qué te hizo querer cambiar tan radicalmente de ambientación? ¿Volverías a situar una novela en una época sobre la que ya hayas escrito?
Sí, ¿por qué no? De hecho, creo que volveré a entrar en los Años Oscuros algún día, aunque quizá desde la perspectiva de los intrusos, los sajones. De todas formas, no hay ninguna razón concreta para haber cambiado de época, y de continente; como te decía antes, me gusta que mis personajes se enfrenten con otros cuyas culturas sean diferentes, difíciles por tanto de asumir. Y tanto en una novela como en otra se produce ese choque que ayuda a que evolucionen.
Como escritora también de histórica y, como me gusta definirme, friki de la documentación, tengo que preguntar: ¿cuál es el proceso que seguiste para caracterizar las épocas de tus novelas?
Fue más complicado de lo que esperaba antes de ponerme a ello. La parte menos problemática fue la concerniente a la China del II a.C., y, sin embargo, es sorprendente la escasez de material que hay. Supongo que algún día empezarán a traducirse libros especializados del chino, pero hasta ahora, hay realmente poco y, sobre los nómadas, la información es mínima. Está el problema añadido de que los únicos que escribieron sobre ellos fueron sus sufridos enemigos, los chinos, con lo que las fuentes hay que tomarlas con pinzas. De todas formas, los estilos de vida de los nómadas no suelen sufrir transformaciones muy radicales mientras lo siguen siendo, y me tomé la licencia de documentarme respecto a los mongoles de Genghis Khan (de los cuales sí se conoce bastante más) para suplir lagunas.
Y en cuanto a Amar a la Bestia, más de lo mismo: los años más oscuros de la Edad Oscura, como dicen los historiadores.
Aunque, sinceramente, pienso que a veces es más difícil recrear una época archiconocida (pongamos la Roma de Augusto) que una oscura, porque cuando hay tanta superabundancia de fuentes y estudios siempre aparecen datos que se contradicen, hay que filtrar los hechos de la propaganda…
Para aquellos que todavía no conocen tus novelas, ¿por qué recomendarías su lectura?
Me gusta pensar que mis novelas son románticas, pero no ñoñas, que es el sambenito que muchas veces se le cuelga a este género (y en muchas ocasiones por lectores que no han leído jamás una de estas novelas). Y, por eso, las recomendaría a quien quiera leer sobre una novela histórica, bien ambientada, con una hermosa historia de amor vertebrando la trama. Hierro y Seda es más delicada, más poética si se quiere, por el escenario oriental; Amar a la Bestia, por el contrario, es más cruda, más oscura y con un punto de épica. En esta, el romance está más equilibrado con la trama histórica: hay más intriga, más batallas, más violencia, y también guiños a los ciclos artúricos.
Ambas son novelas muy de personajes: lo que sucede dentro de ellos es tan importante como lo que sucede fuera, y hay un buen puñado de ellos a los que se les coge cariño. Me pasó a mí como escritora, y a muchos lectores les ha ocurrido también.
Ahora, ya como lectora, ¿qué otra novela histórica nos recomiendas? ¿Alguna autora que pudiera formar parte también de esta iniciativa?
Mis mayores descubrimientos en los últimos años han sido Águilas y cuervos de Pauline Gedge, y la Trilogía Almohade de Sebastián Roa. Son novelas con unos personajes casi de carne y hueso, y unas tramas épicas.
Y, ya que me ofreces la posibilidad, yo te recomendaría a Elizabeth Bowman. Como yo, se dedica al subgénero romántico; sus novelas suelen desarrollarse en la Inglaterra georgiana, y tienen una ambientación maravillosa, que en muchas ocasiones recuerda a las novelas góticas del diecinueve.
¿Crees que existe en la novela histórica una tendencia a invisibilizar aquello escrito por mujeres frente a las historias creadas por hombres?
¿Sinceramente? No creo que pueda contestarte, porque no tengo ningún dato concreto al que agarrarme: no sé cuántos hombres publican respecto a mujeres, ni cuántas son rechazadas por otro motivo que el hecho de ser mujer. Estoy pensando en mis novelas históricas preferidas y todas fueron escritas por mujeres: Pauline Gedge, Mary Renault, o Colleen McCullough, por ejemplo. Sí podría ser que el panorama literario actual, en el que prima la lectura rápida; la novela de consumo que no te hace pensar demasiado; la batalla sangrienta frente a la observación lenta, frente al bucear dentro de la mente de los personajes… se encuadre más en una visión masculina de la historia, y en ese sentido que se potencie más la novela escrita por hombres. Pero más allá, no lo sé. ¡Espero que no!
¿Tienes algún otro proyecto literario en mente para el futuro?
Sí, pero por ahora es más un boceto que flota por mi cabeza. Además, con el verano de por medio, no es el momento más propicio para mí, me temo.
Y la pregunta obligada: cuando lees, ¿doblas las esquinas o utilizas marcapáginas?
Jajaja. Hago las dos cosas, excepto con algunas joyas que tengo en casa con las que solo uso marcapáginas. Pero con los demás, cuando encuentro alguna frase que me gusta especialmente, doblo la esquina inferior, y señalo el punto de lectura con el marcapáginas.
(Una de las mías).
Muchísimas gracias, Violeta, por haber accedido tan amablemente a responder a mis preguntas.
Para encontrar a Violeta, te animo a que leas sus novelas (sobre todo si, como a mí, te gustan las novelas históricas costumbristas), o echarle un vistazo a este tablero de Pinterest. Y, por supuesto, vente la semana que viene a ver el postre que María Vogel está preparando (o suscríbete para que el aviso te llegue directamente a tu bandeja de entrada).
Y, sin más, que pases un buen verano: el postre del miércoles que viene será la última entrada antes de las vacaciones, pero no te preocupes porque en septiembre volvemos con más entrevistas, autoras y muchas más sorpresas. ¡A descansar y a leer mucho!
(Puedes leer la entrevista a Elizabeth Bowman por aquí)
Photo by Hanson Lu on Unsplash
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