SI HAY UNA PREGUNTA que me sorprende que me hagan siempre en las presentaciones de Cuando la luna brille es esa de ¿por qué una novela de vikingos con tan pocos vikingos? Y la cosa es que me la suelen hacer mucho, con alguna variación, casi siempre junto a un comentario del estilo de «pues me esperaba algo muy diferente de una novela de vikingos». Porque es una novela romántica, en cierto modo, pero también tiene algo de acción aunque no sea el elemento principal de la trama. Durante mucho tiempo, he respondido a estas preguntas diciendo que a mí lo que me interesaba era hablar de la vida cotidiana de los vikingos: humanizarlos y entenderlos y meterme en sus mentes para comprender su punto de vista. Y por eso escribí esta novela, aunque hasta ahora no he sabido ponerle una etiqueta.
Hasta que he leído Pachinko.
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