La estructura narrativa de los tres actos

Esquinas Dobladas

EL NÚMERO TRES siempre ha sido clave a la hora de contar historias. En los cuentos populares (por los que no me avergüenza admitir que tengo una especial debilidad) siempre son tres las pruebas que debe superar el príncipe y tres los hermanos que salen en busca de aventuras. En la versión de Perrault, la Cenicienta acude a tres bailes durante tres noches seguidas; tres los intentos que tenía la hija del molinero para averiguar el nombre del Enano Saltarín (Rumplestiltskin) y tres eran las cualidades de la Blancanieves de los hermanos Grimm: blanca como la nieve (piel), roja como la sangre (labios), negra como el ébano (pelo). Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de Los Tres Cerditos.

También son tres las partes tradicionales del cuento: la introducción, el nudo y el desenlace, en las que se basa esto de la estructura de los tres actos. De hecho, se trata de un modelo tan extendido que es más que probable que tú mismo hayas estado utilizándolo hasta cierto punto sin ni siquiera saber que lo estabas haciendo… La lógica te dice que tienes que presentar la situación y los personajes antes de que comience el conflicto propiamente dicho, entre otras razones porque necesitas que tus lectores empaticen con tus protagonistas antes de empezar a tirarles desgracias a la cara: necesitas que se interesen por lo que pueda pasarles. Pero, créeme, es mucho más sencillo y cómodo sentarte con un esquema de esta estructura y preguntarte cuáles van a ser tus puntos de inflexión antes de empezar a escribir que pararte en la página 74 porque no sabes adónde estás llevando tu historia y no tienes claro si has aumentado la tensión lo suficiente como para llegar ya al clímax. ¡Ojo! Esto no significa que no puedas ser un escritor de brújula. No quiere decir que tengas que tener una escaleta perfectamente detallada de cada escena de tu novela: simplemente necesitas saber más o menos en qué punto va a morir el mejor amigo del protagonista, por ejemplo. Y guiar las emociones de tu lector para que en ese punto se le escape la lagrimita que estás buscando.

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Cómo evoluciona nuestra forma de escribir: cultivando patatas

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YA TE HE CONTADO más de una vez que empecé a escribir un poco más en serio allá por 2006, cuando tenía 12 añitos y mucho tiempo libre. Esta entrada es un viaje al baúl de los recuerdos para demostrarte dos cosas: la primera, que todos tenemos un pasado oscuro en el que cultivábamos patatas; la segunda, que aquí no se tira nada y que con las patatas más feas también se puede hacer una tortilla.

Una curiosidad: en Potsdam (Alemania), la gente deja patatas en la tumba del kaiser Federico II de Prusia, el Grande. Dicen que mandó custodiar con tanto celo una plantación de patata que la gente empezó a pensar que las patatas eran algo valioso (frente a la concepción popular de que eran comida del diablo) y que a partir de esto se generalizó su consumo entre las personas.

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Las 9 mejores películas sobre la RDA | Documentación extrema (5)

Las 9 mejores películas sobre la RDA | Documentación extrema (5) — Esquinas Dobladas

En realidad, la entrada de Documentación extrema de esta semana no es demasiado extrema. De hecho, es más bien flojilla, aunque eso no la hace menos divertida e instructiva. Pero no ha comportado búsquedas farragosísimas en webs actualizadas por última vez en 2006 escritas en un nivel de alemán muy superior al que yo tengo, así que puede decirse que se trata de documentación light.

Y, sin embargo, no he podido resistirme a escribir esta entrada, porque ya te hablé de cómo documentarte leyendo novelas y hoy quiero dar un pasito más. Sí: lo has adivinado. Voy a hablar de películas. Concretamente, de las 9 mejores películas sobre la RDA.

¿Y por qué? Porque mientras escribía mi novela Esa nube tiene forma de oveja las pelis de esta lista fueron la manera más entretenida que encontré para documentarme (¡aunque no la única!). Por cierto, pásate por aquí si lo que buscas es una lista de podcasts sobre la Guerra Fría; por aquí, si quieres descubrir nuevas cuentas de Instagram y por aquí para aumentar tu lista de novelas pendientes con autores de la RDA. ¡Y no te pierdas tampoco estos dos artículos de curiosidades sobre la caída del Muro de Berlín y su localización exacta!

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El cuadro de diálogo «Buscar y reemplazar» de Microsoft Word | Las herramientas del escritor (3)

Las herramientas del (1)

CÓMO SÉ QUE TE ENCANTAN, hoy vengo con otro de mis tutoriales para escritores. Como ya hice con los anteriores, voy a ir explicándote pasito a pasito cómo puedes beneficiarte como escritor de la estupenda herramienta que es el cuadro de diálogo Buscar y reemplazar.

No sé tú, pero yo a estas alturas de la vida sería casi incapaz de vivir sin el Ctrl+F para buscar cosillas en internet. Word tiene su propio buscador, aunque un poquito más completo y con bastantes más funciones de las que parece a simple vista: ya te hablé un poquito de ello en la primera entrada de esta serie, pero hoy quiero profundizar. Porque, realmente, puede facilitarnos mucho la vida cuando trabajamos con un documento extenso, tanto mientras estamos escribiendo como más adelante, a la hora de corregir.

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Documentación extrema (4) | De estómagos vacíos

Documentación extrema 4

NO, ESTO NO ES UNA ENTRADA de los Postres Literarios. Se le parece un poco, pero siento desilusionarte: no habrá más recetas hasta el mes que viene. A cambio (y aunque sé que no se le puede comparar) lo que te traigo hoy es una de mis reflexiones/apuntes relacionados con la documentación que estoy llevando a cabo para la novela que he terminado de escribir hace poco y que estoy corrigiendo (sí, esa que no paro de nombrar y que está ambientada en la Guerra Fría).

Resulta que toda la historia transcurre en Alemania (cuando no se llamaba simplemente Alemania, se entiende) y que mis personajes hablan alemán (aunque hay un par de ellos que lo hacen en DGS, pero eso es otro tema); como solución a un problema que se me planteaba a la hora de meter de vez en cuando algunas palabras en alemán en medio del texto en español (porque no tenía muy claro cómo explicar el significado de esas palabras sin romper el ritmo de la narración, o si no sería mejor buscarles un equivalente en castellano aunque no fuera del todo exacto), he optado por incluir notas al pie cada vez que aparece una palabra extranjera, con la consiguiente explicación (es una solución que sigue sin convencerme del todo, porque al fin y al cabo sí que corta el ritmo de lectura… si se te ocurre una alternativa, ¡no dudes en dejarme un comentario!). Ya, ya sé que la foto de arriba es de panes y que se supone que he venido a hablar de comida: es que, revisando unas cosas y otras, me he dado cuenta de que, si agrupo las 73 notas al pie que he incluido en el primer borrador de la novela por categorías, la más amplia es la de la comida. De hecho, como enredar en Excel es mucho más divertido que estudiar, he hecho este gráfico tan mono para que veas que a veces me da por escribir insultos en alemán (puedes ampliar haciendo click en la imagen):

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¿Y ahora, qué? | Objetivo: 700

Esa nube tiene forma de oveja

HOY VENGO con una grandísima noticia: ¡he terminado de escribir una nueva novela!

El día 24 de abril, después de muchos meses de trabajo, frustraciones y alegrías, le puse punto y final a mi proyecto ambientado en la Guerra Fría, en Berlín.

(Bueno, en realidad esto no es del todo cierto: lo que he terminado es un primerísimo borrador que va a necesitar unas cuantas correcciones a fondo para estar medianamente presentable, pero de eso hablaré luego.)

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Cómo documentarte leyendo novelas

Cómo documentarte leyendo novelas

ÚLTIMAMENTE tengo poquísimo tiempo para todo: para escribir, para intentar mantener una vida social que se cae a trocitos, para ver películas y, sobre todo, para leer.

Siempre, desde pequeñita, he sido una lectora voraz: no podía no leer antes de dormir y traía a mi madre de cabeza. Pasaba más tiempo en la biblioteca que en los parques y en mi mesilla siempre había tres o cuatro libros esperando un turno que no tardaba en llegar (llevo listas con todos los libros que me leo desde 2006 y por aquella época mi media era de unos 100 libros al año).

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Documentación extrema (3) | De manos que hablan

Documentación extrema 3

EN REALIDAD, esta semana iba a hablar de la presentación de Cuando la luna brille en Olivenza pero, por circunstancias ajenas a mí me faltan algunas cosas que quería incluir y no voy a tenerlas hasta la semana que viene… Así que será el próximo miércoles cuando hable de la presentación.

Mientras tanto, como sigo escribiendo (e intentando cumplir el Objetivo: 700), me ha surgido nuevo material para esta serie de entradas en las que aprovecho que me he pasado horas documentándome para seguir escribiendo mi novela sobre el Muro de Berlín y te cuento las cositas que voy aprendiendo sobre la marcha.

Así pues, hoy vengo a hablarte de la Lengua de Signos Alemana o Deutsche Gebärdensprache (DGS). Continuar leyendo «Documentación extrema (3) | De manos que hablan»

Documentación extrema (2) | De cajas tontas

Documentación extrema 2

LO PRIMERO QUE VENGO a contarte hoy es que a partir de esta entrada todos los miércoles va a haber artículo nuevo. Hasta ahora he ido cambiando y probando diferentes opciones y al final he llegado a la conclusión de que es mejor fijar un día (así que ya sabes, todos los miércoles te quiero aquí) para publicar las entradas. Esto, por supuesto, se traduce también a los Postres Literarios, en los cuales María Vogel nos hablará de dulces de la literatura el tercer miércoles de cada mes (sí, sí, ¡la semana que viene toca!).

Dicho esto, voy a meterme de lleno con la segunda parte de esta serie de entradas, en las que no hago otra cosa que desahogarme por las frustraciones que a veces me atacan cuando me pongo a documentarme, bien porque hay tanta que me desborda y me agobio, bien porque no soy capaz de encontrar absolutamente nada (y también me agobio).

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