Cuando tu novela te pide un conflicto

Cuando tu novela te pide un conflicto

MUCHAS VECES utilizo las historias que leo y/o escribo para lidiar con mis problemas. De hecho, cuando estoy muy estresada y la ansiedad me puede, suelo ponerme una peli de llorar, porque me tranquiliza pensar que esos personajes que han vivido tal o cual tragedia lo han pasado bastante peor que yo con mis preocupaciones nimias (que suelen ser problemas típicos de primer mundo, además). Es un mal de muchos, consuelo de tontos pobremente disimulado, pero a mí me sirve para relajarme y ver las cosas con perspectiva. Por eso prefiero las historias dramáticas a las comedias (aunque alguna de vez en cuando no viene mal) y tiendo a huir de los romances demasiado pastelosos.

Hay muchos elementos clave en una historia: los personajes, la trama, la estructura, la prosa y un largo etcétera de cosas que tienes que tener en cuenta mientras escribes. Las historias memorables son aquellas que consiguen aunarlo todo, y además de manera que parezca que el autor no ha tenido ninguna dificultad para hacerlo. Normalmente, cuando tienes una idea para una historia lo que se te ocurre es una de esas partes: «me encantaría tener un protagonista marciano/con síndrome de estrés postraumático/esquimal», «¿cómo sería ambientar una novela en una cárcel/un circuito de rallies/una casa encantada?», «quiero que en mi novela policíaca el lector sepa quién es el asesino desde el principio». A mí personalmente me encanta cuando mezclas todas estas ideas aleatorias y tu historia se convierte en «cómo el asesino esquimal lucha por convertirse en campeón del mundo mientras intenta escapar del agudo olfato del detective X», porque creo que necesitas desarrollar adecuadamente todos esos elementos para que el lector termine totalmente satisfecho. Por eso me preocupo mucho por documentarme para dejar el menor número de fisuras posible en mi ambientación, aunque también me gusta darle muchas vueltas a las motivaciones de cada personaje y a su pasado para entender cómo actúan de la manera en la que lo hacen. Y, también (aunque esto me gusta menos, tengo que admitirlo), dedico bastante tiempo a preparar una trama lo suficientemente interesante como para dejar que mis personajes la desarrollen.

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Documentación extrema (7) | De tropas de frontera

Esa nube tiene forma de oveja

UNA COSA QUE NUNCA ME HE PREOCUPADO por entender del todo son los rangos dentro de un ejército. Es decir, sé que un general se supone que es más que un soldado raso, pero poco más. De hecho, me gustaría saber cómo funciona todo eso de las charreteras y las insignias y los ascensos (y ya puestos, estaría genial saber de armas y estilos de lucha y, sobre todo, de maniobras y formaciones de ataque y defensa. Pero el ajedrez y el risk se me dan fatal, así que me conformo con leer los artículos de Ana Katzen sobre peleas y en dejar lagunas importantes en lo que escribo).

Pero, bueno, como soy una friki de la documentación y en mi novela ambientada en la Guerra Fría resulta que aparecen unos cuantos soldados me he animado a investigar sobre ello para no meter la pata en cuestiones del ejército.

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Cómo separar el grano de la paja en tu novela

Cómo separar el grano de la paja en tu novela

CUANDO ESTABA ESCRIBIENDO el primer borrador de la novela que estoy en proceso de corregir ahora mismo (para la que me puse a buscar como loca si había lecheros en Berlín en 1961), tuve varios baches de escritura. No es la primera vez que me atasco, ni será la última, pero sí que ha sido especialmente duro para mí terminar esta novela, entre otras cosas porque he tardado más de lo que suelo en acabarla (también porque es más larga que las que he escrito antes) y porque la empecé antes de tiempo: sabía cómo quería que fuera el final pero no tenía claros puntos muy importantes de la estructura (como quién quería que fuera mi narrador) ni del tono que quería darle, así que no sabía cómo iba a llegar a ese final.

Normalmente, suelo planificar las cosas con mucho más cuidado y me hago una escaleta o lista de escenas, o por lo menos de lo que quiero que pase en cada capítulo. Pero esta vez me lancé a la piscina demasiado rápido, con cosas como «1971, Heike» como TODA indicación de lo que iba a ocurrir en el capítulo 3 (un capítulo que debía tener cerca de 15.000 palabras y que, claramente, iba a necesitar algo más que monólogos internos del personaje cuyo punto de vista quería explotar para funcionar).

Además, como me marqué a mí misma un objetivo diario de 700 palabras que me decidí a cumplir, la consecuencia clara de todo esto es que había días que me sentaba ante el Word sin saber qué se suponía que tenía que hacer con mis personajes. Así que ahora, corrigiendo, me toca leer (y eliminar o, al menos resumir), párrafos y párrafos de descripción de cómo mi Heike se prepara un café, se lo toma, mira el reloj de pared de la cocina, se levanta y lava los cacharros, limpia la encimera, se mira al espejo del pasillo, va al cuarto de baño, decide que es buen momento para fregar el suelo, etc. Es decir: paja. Relleno que escribí para cumplir con las 700 palabras diarias mientras encontraba la manera de hacer que Heike se decidiera a salir de casa y a ir a hablar con Fulanito de tal, que era lo que me interesaba que pasara.

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Documentación extrema (6) | De estaciones fantasma

Esa nube tiene forma de oveja

COMO SOY UNA TARDONA, sigo corrigiendo mi novela ambientada en el Berlín de la Guerra Fría. No es la primera vez que vengo a contarte lo friki de la documentación que soy, y probablemente no será tampoco la última. Además, tengo que confesarte que después de varios meses sigo corrigiendo por el primer capítulo (de seis). La cosa es que estoy haciendo varios tipos de corrección simultáneamente y que la que todavía sigue en el capítulo uno es la que llevo más atrasada (y la más complicada): es esa en la que tengo que ponerme a buscar detalles de documentación que no me había parado a investigar en su momento porque preferí seguir escribiendo… precisamente porque son cosas difíciles de encontrar, bien porque son muy específicas o bien porque abarcan temas muy amplios con muchas facetas. El otro día, por ejemplo, me tocó trabajar en una escena en la que un personaje hace un viaje en tren.

Para ponerte en situación, resulta que este personaje tiene que llegar de un punto A situado en Berlín-Este a un punto B situado en Berlín-Oeste. Los dos puntos están bastante alejados el uno del otro y la mejor manera de llegar es en tren. Además, mi personaje está perdidísimo porque no ha estado nunca en Berlín Oeste y en el año 61 no había ni Google Maps ni la app de Deutsche Bahn (que te aconsejo que te descargues si vas de viaje a Alemania porque te va a facilitar mucho la vida).

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La estructura narrativa de los tres actos

Esquinas Dobladas

EL NÚMERO TRES siempre ha sido clave a la hora de contar historias. En los cuentos populares (por los que no me avergüenza admitir que tengo una especial debilidad) siempre son tres las pruebas que debe superar el príncipe y tres los hermanos que salen en busca de aventuras. En la versión de Perrault, la Cenicienta acude a tres bailes durante tres noches seguidas; tres los intentos que tenía la hija del molinero para averiguar el nombre del Enano Saltarín (Rumplestiltskin) y tres eran las cualidades de la Blancanieves de los hermanos Grimm: blanca como la nieve (piel), roja como la sangre (labios), negra como el ébano (pelo). Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de Los Tres Cerditos.

También son tres las partes tradicionales del cuento: la introducción, el nudo y el desenlace, en las que se basa esto de la estructura de los tres actos. De hecho, se trata de un modelo tan extendido que es más que probable que tú mismo hayas estado utilizándolo hasta cierto punto sin ni siquiera saber que lo estabas haciendo… La lógica te dice que tienes que presentar la situación y los personajes antes de que comience el conflicto propiamente dicho, entre otras razones porque necesitas que tus lectores empaticen con tus protagonistas antes de empezar a tirarles desgracias a la cara: necesitas que se interesen por lo que pueda pasarles. Pero, créeme, es mucho más sencillo y cómodo sentarte con un esquema de esta estructura y preguntarte cuáles van a ser tus puntos de inflexión antes de empezar a escribir que pararte en la página 74 porque no sabes adónde estás llevando tu historia y no tienes claro si has aumentado la tensión lo suficiente como para llegar ya al clímax. ¡Ojo! Esto no significa que no puedas ser un escritor de brújula. No quiere decir que tengas que tener una escaleta perfectamente detallada de cada escena de tu novela: simplemente necesitas saber más o menos en qué punto va a morir el mejor amigo del protagonista, por ejemplo. Y guiar las emociones de tu lector para que en ese punto se le escape la lagrimita que estás buscando.

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Cómo evoluciona nuestra forma de escribir: cultivando patatas

Esquinas Dobladas

YA TE HE CONTADO más de una vez que empecé a escribir un poco más en serio allá por 2006, cuando tenía 12 añitos y mucho tiempo libre. Esta entrada es un viaje al baúl de los recuerdos para demostrarte dos cosas: la primera, que todos tenemos un pasado oscuro en el que cultivábamos patatas; la segunda, que aquí no se tira nada y que con las patatas más feas también se puede hacer una tortilla.

Una curiosidad: en Potsdam (Alemania), la gente deja patatas en la tumba del kaiser Federico II de Prusia, el Grande. Dicen que mandó custodiar con tanto celo una plantación de patata que la gente empezó a pensar que las patatas eran algo valioso (frente a la concepción popular de que eran comida del diablo) y que a partir de esto se generalizó su consumo entre las personas.

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Las 9 mejores películas sobre la RDA | Documentación extrema (5)

Las 9 mejores películas sobre la RDA | Documentación extrema (5) — Esquinas Dobladas

En realidad, la entrada de Documentación extrema de esta semana no es demasiado extrema. De hecho, es más bien flojilla, aunque eso no la hace menos divertida e instructiva. Pero no ha comportado búsquedas farragosísimas en webs actualizadas por última vez en 2006 escritas en un nivel de alemán muy superior al que yo tengo, así que puede decirse que se trata de documentación light.

Y, sin embargo, no he podido resistirme a escribir esta entrada, porque ya te hablé de cómo documentarte leyendo novelas y hoy quiero dar un pasito más. Sí: lo has adivinado. Voy a hablar de películas. Concretamente, de las 9 mejores películas sobre la RDA.

¿Y por qué? Porque mientras escribía mi novela Esa nube tiene forma de oveja las pelis de esta lista fueron la manera más entretenida que encontré para documentarme (¡aunque no la única!). Por cierto, pásate por aquí si lo que buscas es una lista de podcasts sobre la Guerra Fría; por aquí, si quieres descubrir nuevas cuentas de Instagram y por aquí para aumentar tu lista de novelas pendientes con autores de la RDA. ¡Y no te pierdas tampoco estos dos artículos de curiosidades sobre la caída del Muro de Berlín y su localización exacta!

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El cuadro de diálogo «Buscar y reemplazar» de Microsoft Word | Las herramientas del escritor (3)

Las herramientas del (1)

CÓMO SÉ QUE TE ENCANTAN, hoy vengo con otro de mis tutoriales para escritores. Como ya hice con los anteriores, voy a ir explicándote pasito a pasito cómo puedes beneficiarte como escritor de la estupenda herramienta que es el cuadro de diálogo Buscar y reemplazar.

No sé tú, pero yo a estas alturas de la vida sería casi incapaz de vivir sin el Ctrl+F para buscar cosillas en internet. Word tiene su propio buscador, aunque un poquito más completo y con bastantes más funciones de las que parece a simple vista: ya te hablé un poquito de ello en la primera entrada de esta serie, pero hoy quiero profundizar. Porque, realmente, puede facilitarnos mucho la vida cuando trabajamos con un documento extenso, tanto mientras estamos escribiendo como más adelante, a la hora de corregir.

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Documentación extrema (4) | De estómagos vacíos

Documentación extrema 4

NO, ESTO NO ES UNA ENTRADA de los Postres Literarios. Se le parece un poco, pero siento desilusionarte: no habrá más recetas hasta el mes que viene. A cambio (y aunque sé que no se le puede comparar) lo que te traigo hoy es una de mis reflexiones/apuntes relacionados con la documentación que estoy llevando a cabo para la novela que he terminado de escribir hace poco y que estoy corrigiendo (sí, esa que no paro de nombrar y que está ambientada en la Guerra Fría).

Resulta que toda la historia transcurre en Alemania (cuando no se llamaba simplemente Alemania, se entiende) y que mis personajes hablan alemán (aunque hay un par de ellos que lo hacen en DGS, pero eso es otro tema); como solución a un problema que se me planteaba a la hora de meter de vez en cuando algunas palabras en alemán en medio del texto en español (porque no tenía muy claro cómo explicar el significado de esas palabras sin romper el ritmo de la narración, o si no sería mejor buscarles un equivalente en castellano aunque no fuera del todo exacto), he optado por incluir notas al pie cada vez que aparece una palabra extranjera, con la consiguiente explicación (es una solución que sigue sin convencerme del todo, porque al fin y al cabo sí que corta el ritmo de lectura… si se te ocurre una alternativa, ¡no dudes en dejarme un comentario!). Ya, ya sé que la foto de arriba es de panes y que se supone que he venido a hablar de comida: es que, revisando unas cosas y otras, me he dado cuenta de que, si agrupo las 73 notas al pie que he incluido en el primer borrador de la novela por categorías, la más amplia es la de la comida. De hecho, como enredar en Excel es mucho más divertido que estudiar, he hecho este gráfico tan mono para que veas que a veces me da por escribir insultos en alemán (puedes ampliar haciendo click en la imagen):

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¿Y ahora, qué? | Objetivo: 700

Esa nube tiene forma de oveja

HOY VENGO con una grandísima noticia: ¡he terminado de escribir una nueva novela!

El día 24 de abril, después de muchos meses de trabajo, frustraciones y alegrías, le puse punto y final a mi proyecto ambientado en la Guerra Fría, en Berlín.

(Bueno, en realidad esto no es del todo cierto: lo que he terminado es un primerísimo borrador que va a necesitar unas cuantas correcciones a fondo para estar medianamente presentable, pero de eso hablaré luego.)

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