El pudding de manzana de «Siempre hemos vivido en el castillo»

EL POSTRE LITERARIO de este mes es muy especial. ¿Por qué? Porque lo he hecho con muy buena compañía. Sí, señores, por primera vez en la historia, Dory y yo hemos hecho un postre literario juntas. Y no solo eso, sino que hemos contado también con la ayuda de nuestra querida Ail, de la que creo que no he hablado nunca aquí (¡deshonra sobre mí!), pero tenéis que saber que fue quien grabó el vídeo del pudding llameante de Harry Potter. Con semejantes pinches, nada podía salir mal. ¡Y lo cierto es que el postre nos quedó delicioso!

En cuanto al libro, tengo que decir que la idea del pudding de manzana surgió antes de leerlo. En realidad, quería hacer ese postre porque, documentándome sobre las Brontë para mi trabajo de fin de grado, leí un fragmento de los «Diary Papers» de Emily Brontë en que decía que ella y Anne habían estado pelando manzanas para que Charlotte les hiciese un pudding de manzana:

Anne and I have been peeling apples for Charlotte to make us an apple pudding and for Aunt nuts and apples Charlotte said she made puddings perfectly and she was of a quick but limited intellect.

(Mi relación con las Brontë —y con mi trabajo de fin de grado— es una relación de amor/odio bastante larga e intensa, así que me la guardo para otra ocasión. Solo os advierto que es bastante probable que haya más entradas de Postres Literarios relacionadas con ellas en un futuro próximo).

El caso es que esta mención al pudding de manzana no entraba exactamente en la categoría de «postre literario» tal cual, porque no aparece en una novela, pero decidí que se acercaba lo suficiente. Y entonces, el día anterior a mi encuentro con Dory y Ail, leyendo Siempre hemos vivido en el castillo (We Have Always Lived in the Castle), me encontré con un pasaje donde se menciona un apple pudding. Claramente, era una señal: había que hacer pudding de manzana. Pero antes de enseñaros el fragmento del libro, dejadme que dé algo de contexto. No voy a explayarme mucho sobre Shirley Jackson ni sobre esta obra, porque Andrea Prieto ya lo hace en este magnífico artículo de La Nave Invisible, pero sí quiero daros una breve sinopsis:

cover«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.» Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, que lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julian, que va en silla de ruedas y escribe y reescribe sus memorias. La buena cocina, la jardinería y el gato Jonas concentran la atención de las jóvenes. En el hogar de los Blackwood los días discurrirían apacibles si no fuera porque los otros miembros de la familia murieron envenenados allí mismo, en el comedor, seis años atrás.

Interesante, ¿verdad? Pues sabiendo esto, os interesará más saber que el pudding de manzana fue el último postre no envenenado que probaron los Blackwood. En un momento dado, el tío Julian rememora el día en que el resto de la familia murió, detallando el desayuno, comida y cena, y aclara que el postre de la comida fue un pudding de manzana que había sobrado de la noche anterior. Como de costumbre, tengo el libro en inglés, así que aquí dejo el fragmento en ese idioma:

«I have often wondered why the arsenic was never put into the rarebit. It is an interesting point, and one I shall bring out forcefully in my book. Why was the arsenic not put into the rarebit? They would have lost some hours of life on that last day, but it would all have been over with that much sooner. […] It would have been most suitable for the arsenic. I had a salad instead, I recall. There was an apple pudding for dessert, left over from the night before.»

Es posible que en el futuro vuelva a hablar de Siempre hemos vivido en el castillo, porque la comida es muy importante en la novela y daría para múltiples entradas de Postres Literarios, pero por esta vez me voy a detener aquí y pasar a la receta. Con o sin veneno, no os decepcionará.

Ingredientes:

  • 6 manzanas
  • 150 g de azúcar
  • 2 cucharadas de mantequilla (más extra para engrasar el molde)
  • 4 huevos
  • 120 g de harina
  • Canela en polvo (al gusto)
ingredientes
(Sí, en la foto faltan ingredientes. No nos lo tengáis en cuenta ^^)

Preparación:

1. Pelamos las manzanas y las cortamos en dados o láminas.
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2. Ponemos las manzanas en un cazo o sartén junto con las dos cucharadas de mantequilla y 50 g de azúcar (y, opcionalmente, una pizca de canela en polvo) y cocinamos hasta que se ablanden, removiendo constantemente para que no se pegue ni caramelice.
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3. Cuando la manzana se haya cocinado (o sea, cuando se deshaga en la boca al probar un trocito), la retiramos del fuego, escurrimos todo el líquido que haya ido soltando y reservamos.

4. En otro recipiente, mezclamos los 100 g de azúcar restantes con los huevos y la harina (y, opcionalmente, más canela en polvo) y batimos hasta que quede una mezcla homogénea.

4. Engrasamos un molde con mantequilla y lo espolvoreamos con una capa no muy gruesa de harina (para que absorba el líquido que pueda soltar la manzana).
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5. Colocamos la manzana cubriendo toda la base del molde y la nivelamos con una cuchara para que no queden altibajos.

6. Vertemos sobre la manzana la mezcla de huevos, harina y azúcar hasta que la cubra por completo.

7. Horneamos en el horno —precalentado, como siempre— a 180º C durante aproximadamente media hora, hasta que la parte de arriba se convierta en un bizcocho ligeramente dorado.

8. ¡Y listo! No hay que desmoldar el pudding, sino cortar y servir la porción deseada. Se suele servir templado y hay quien lo acompaña con helado de vainilla o nata, aunque está delicioso sin ningún acompañamiento.

Y esto es todo por hoy. Muchísimas gracias a Dory y Ail por su colaboración; me lo pasé genial cocinando y, además, todo sabe mejor en buena compañía. ¡Hay que repetirlo!

Nos vemos en el próximo Postre Literario. 🙂

María Vogel

3 respuestas a «El pudding de manzana de «Siempre hemos vivido en el castillo»»

  1. No sé si es porque mi móvil es fantástico o por esa nueva app que te has descargado para retocar fotos (o porque me hace mucha ilusión que sea /mi/ vajilla la que aparece), pero este postre es el que tiene mejor pinta de todos los que has hecho hasta ahora. ¡O puede que también influya que haya podido probarlo!

    (por si alguien se lo preguntaba, estaba riquísimo y no duró ni tres días en casa)

    1. Tu móvil /es/ fantástico (sobre todo en comparación con el mío) y la app también ayuda. Aparte, la encimera blanca es un fondo mucho mejor. Necesitamos tu móvil, tu encimera, mi horno de Madrid y mi batidora de Vigo y todo sería perfecto. xD

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