El pudding de Navidad de Harry Potter

¡HOLA A TODOS y bienvenidos a los Postres Literarios!

Como Dory ha estado reservando este apartado del blog como una sorpresa, es posible que aún no hayáis adivinado de qué va. Os daré una pista: es exactamente lo que su nombre indica. Pero quizás sea mejor que empiece presentándome a mí misma.

Mi nombre, el nombre que utilizo en internet, es Marytta. Lo tomé prestado (cambiando una letra) de Maritta, la cocinera enana de la trilogía Crónicas de la Torre. Y aunque en su momento (hace ya siete años) lo escogí sin darle muchas vueltas para registrarme en un foro, lo cierto es que ha llegado a definirme bastante bien, porque combina dos de mis cosas favoritas: la literatura y la cocina.

Y esto me lleva de nuevo a los Postres Literarios. ¿Quién no desearía que los libros que nos gustan fuesen un poquito más reales? ¿Poder traernos un pedacito de ese mundo a casa? Pues eso es lo que pretendo hacer. ¿Nunca os ha pasado que estáis leyendo la descripción de una comida suculenta en un libro y, aunque no se trate de vuestro plato preferido, la boca se os hace agua y querríais poder alargar la mano y probarlo? Yo diría que todo buen lector ha experimentado esa sensación al menos una vez. ¿El problema? Que normalmente nos quedamos con las ganas de probar lo que se está describiendo.

Pues para eso estoy yo aquí. Sí, lo habéis adivinado: en Postres Literarios compartiré con vosotros mis experimentos culinarios intentando imitar dulces famosos (y no tan famosos) de la literatura. Porque, como bien dice C.S. Lewis, “comer y leer son dos placeres que combinan admirablemente”. Así que ¿empezamos?

Cuando Dory me pidió que colaborase en Esquinas Dobladas con este apartado, le dije que estaba loca. Varias veces. Pero de alguna manera consiguió convencerme, así que me puse a buscar ideas como una loca y encontré unas cuantas posibilidades. Pero luego llegó la siguiente noticia, que se resume en “empiezas en Navidad, así que busca un postre literario navideño”. Naturalmente, ninguna de mis ideas servía para esto. Así que hice lo que toda investigadora de postres literarios haría en esta situación: buscar en Google. Y como era de esperar, cualquier combinación de postres+navidad+libros me llevaba a innumerables libros de cocina. ¡Pero eso no era lo que yo quería!

Total, que acabé recurriendo a mi memoria. Libros en los que celebren la Navidad con una comida o banquete. Y de pronto se me encendió la bombillita: Harry Potter.

Si habéis leído Harry Potter y la Piedra Filosofal, probablemente recordéis el banquete de Navidad que se celebra en Hogwarts. Lo que es menos probable es que recordéis en qué consistía, porque la lista de platos es considerable. Sin embargo, lo que nos interesa aquí es el postre. Y como buena británica que es J.K. Rowling, sus personajes toman el tradicional Christmas pudding o pudin de Navidad.

A los pavos les siguieron los pudines de Navidad, flameantes. Percy casi se rompió un diente al morder un sickle de plata que estaba en el trozo que le tocó.

Ahora bien, si sois como yo, lo que más os habrá llamado la atención de esta cita es lo de flameantes. Podríamos pensar que se trata de alguna idea extravagante de Dumbledore, ¡pero no! Enseguida me puse a investigar y, al parecer, es tradición servir el Christmas Pudding flambeado con brandy o whisky. Lo habéis adivinado: la clave de la receta es que lleve alcohol. Para que veáis el ejemplo que dan en Hogwarts.

Soy consciente de que hasta ahora no ha quedado muy claro en qué consiste exactamente el dichoso pudding. Hay un montón de recetas diferentes, pero en general la esencia se reduce a esto: un bizcocho denso y jugoso con frutos secos y frutas desecadas, de sabor especiado parecido al de las galletas de jengibre (porque ¡oh, sorpresa! lleva jengibre y otras especias).

Otra cosa que descubrí al investigar sobre el pudding de Navidad es que de verdad es un postre muy literario. No solo aparece en Harry Potter; también en Cuento de Navidad de Dickens e incluso titula una colección navideña de relatos de Agatha Christie: El Pudding de Navidad. El primer relato se titula también así, y es genial para leerlo en Navidades… teniendo a mano el susodicho pudding por si nos entra hambre.

Supongo que a estas alturas lo que querréis saber es cómo se hace el famoso postre. Bien, lo primero que tengo que decir es que no voy a daros la receta tradicional. ¿Por qué? Para empezar, porque la receta original debe empezar a prepararse aproximadamente con un mes de antelación. No me preguntéis por qué; yo tampoco lo entiendo, pero os aseguro que es así. Hay gente que empieza a preparar las cosas en octubre. De pronto entiendo mucho mejor a los de El Corte Inglés y su manía de empezar la campaña de Navidad dos meses antes.

En fin, que me desvío. Iba a decir que, por suerte, muchos ingleses han decidido que su apego por la tradición no es tan grande y han ido modificando la receta para hacerla en un día, lo cual es todo un alivio para quienes no tenemos elfos domésticos en la cocina. Por otra parte, hay otros dos elementos que he modificado. El primero es un ingrediente. Tradicionalmente, el Christmas pudding no lleva mantequilla, sino suet, que según Wikipedia es grasa de ternera o de cordero, especialmente de la zona que rodea los riñones. No solo no suena apetecible, sino que aquí es un poco difícil de encontrar. Inicialmente esto me pareció un problema serio, porque al investigar descubrí que esta grasa tarda en derretirse mucho más que la mantequilla, lo cual es importante para la textura del pudding. Pero no temáis, porque los ingleses de Youtube piensan en todo (sí, me he dedicado a buscar todos los vídeos de recetas de pudding que he podido encontrar) y también han encontrado una solución para esto: basta con congelar la mantequilla o margarina y luego triturarla. Pero ya volveré sobre eso más adelante. En cuanto a la última modificación, corresponde a la forma de cocinarlo. Originalmente, el pudding se hacía al vapor. Hay quien acelera el proceso usando una olla a presión, y también he visto a gente hacer una versión rápida en el microondas. Sin embargo, como yo no tengo ni idea de manejar una olla a presión y la opción del microondas me parecía poco fiable, he decidido probar a hacerlos en el horno al baño María, y puedo confirmar que el experimento ha salido bien. Así que, sin más dilación, vamos con la receta.

Ingredientes (para 7 puddings individuales):

  • 250 g de frutas desecadas al gusto (yo he usado arándanos y albaricoques desecados, pero podéis echarle pasas, orejones, higos o lo que os venga en gana. Si son muy grandes será mejor trocearlos antes).
  • 100 ml de brandy (para una versión sin alcohol se puede usar zumo de naranja).

Christmas pudding

  • 110 g de azúcar moreno.
  • 50 g de harina.
  • ½ cucharadita de levadura en polvo.
  • 1 huevo.
  • 50 g de mantequilla o margarina (o suet si conseguís encontrarlo).
  • ½ manzana.
  • 25 g de nueces y/o almendras troceadas.
  • 1 cucharadita de ralladura de naranja.
  • 1 cucharadita de jengibre en polvo.
  • 1 cucharadita de canela en polvo.
  • 1 cucharadita de nuez moscada en polvo.

*También necesitaremos moldes de aluminio de los que sirven para hacer flanes individuales y más brandy o whisky para flambear.Christmas pudding

Preparación:

Nota: los pasos 1 y 2 se hacen con antelación al resto de la receta.

1. En primer lugar vamos a congelar la mantequilla. La dejamos en el congelador durante unas dos horas. Cuando esté lista, la cortaremos en trocitos pequeños, del tamaño de una avellana aproximadamente.

2. El segundo paso es hidratar las frutas desecadas. Las ponemos en  un bol, añadimos el brandy y dejamos que se vayan empapando durante al menos una hora. De vez en cuando removemos para que toda la fruta se empape por igual.

Christmas pudding

3. Una vez que tenemos todo listo, empezamos con la receta de verdad. En el bol con las frutas y el brandy añadimos la manzana, los frutos secos, la ralladura de naranja y las especias. Removemos bien.Christmas pudding

4. Añadimos también el azúcar, el huevo, la mantequilla, la harina y la levadura y lo mezclamos todo con una cuchara. Atención: la mantequilla no tiene que deshacerse, sino que se quedará en trocitos como si fuera también un fruto seco. La idea es que se deshaga en el horno.

5. Antes de poner la masa en los moldes, precalentamos el horno a 180º.

6. Llenamos los moldes de flan con la mezcla que hemos preparado.

Christmas pudding

7. Envolvemos cada molde con papel de aluminio (con cuidado de no dejar huecos por donde pueda entrar líquido) y los ponemos en una fuente apta para horno con agua hasta la mitad.

8. Horneamos durante una hora a 200º. Para saber si están listos, clavamos un palillo y comprobamos que salga limpio. Una vez fuera del horno, esperamos a que se enfríen antes de desmoldarlos. (Aviso por experiencia: quema mucho y si se ha colado algo de agua dentro del papel de aluminio es todavía peor).

Este es el resultado una vez desmoldados:

Christmas pudding

Y llegamos a la parte emocionante: flambear. He decidido hacer un vídeo de esto porque a) se entiende mejor así y b) es mucho más espectacular. De todos modos, es mejor que primero echéis un vistazo a las instrucciones.

Un consejo: no desesperéis si no sale a la primera. Y tened cerca un vaso de agua por si acaso. Y sobre todo, procurad que no haya mucha luz, porque apenas veréis el fuego, y no pretendemos quemarnos con fuego invisible (aunque eso suena bastante a algo que sucedería en Harry Potter, ahora que lo pienso).

(Niños, no hagáis esto en casa)

Para flambear necesitaremos algo con mucho alcohol (yo he usado whisky), una vela y un cucharón de los de la sopa. Llenamos el cucharón de whisky y lo ponemos sobre la llama de la vela durante unos cuantos segundos para que se vaya calentando. Después acercamos el borde del cucharón al fuego, hasta que la llama entre en contacto con el alcohol, y esperamos pacientemente a que prenda. No vayáis muy rápido o se apagará.

Una vez que la cuchara esté llameando, hay que verter el whisky despacito sobre el pudding… y voilá, tendremos nuestro pudding de Navidad flameante al estilo Harry Potter.

Espero que os animéis a probarlo y que os guste el resultado. Si tenéis cualquier duda, dejadla en los comentarios y estaré encantada de resolverla como buenamente pueda.

¡Hasta el próximo Postre Literario!

María Vogel

10 respuestas a «El pudding de Navidad de Harry Potter»

  1. Awwww. (Ya sabéis que estaba deseando ver qué hacíais al final con esta sección jijii)
    Ahem ahem, ¡digo! Un postre digno de una cena en Hogwarts, aunque no sé si se disfruta más de tu sentido del humor o de la receta en sí. Si no temiera estallar como una bengala de acercarme a las llamas, me animaría a probarlo ahora mismo porque así escrito parece HASTA FÁCIL y mi horno me llama. El vídeo es genial -¿seguro que no son efectos especiales? *guiño guiño*- Lo próximo espero que sea una sinestesia, Mary: si eres capaz de hacer una tarta/poema o una tarta con figuras retóricas, caeré rendida a tus pies. SABES QUE PUEDES HACERLO. DORI, OBLÍGALA.

    En fin, ¡que estoy deseando ver qué más hacéis! Mi cena de Navidad depende de vosotras. ¡Un abrazo de trenzas con nata!

    1. Estaba esperando a que Mary te respondiera, que para eso es ella la experta en postres y dulzuras varias, pero no puedo resistirme a animarte a que intentes hacer el pudding Y NOS ENVÍES UN VÍDEO DE CÓMO SALTAS EN LLAMAS. (y podrías invitarnos después a degustarlo en esa cena de Navidad).

      ¡Un besazo y muchas gracias por pasarte!

    2. Perdón, se me había pasado responder a esto…
      Secundo a Dory: anímate a intentarlo, Ale. No es que /parezca/ fácil, es que lo es. Y la parte del fuego es opcional (aunque es la que más mola, para qué negarlo).
      Uy, sinestesias y figuras retóricas, eso lo veo más cosa tuya. Por ahora me conformo con dar con algún postre interesante en los libros que lea.
      ¡Un abrazo!

  2. Me ha encantado el vídeo en llamas. Marytta-Sinsajo en su cocina.

    Poco a poco me estoy introduciendo en cocinar cosas más complejas que macarrones hervidos (?) pero creo que aún no me atrevo con los postres jajaja.

    Un beso.

    1. Te entiendo tanto, Deíta querida, que duele. Yo este año he digievolucionado del filete de pollo a la plancha a la nueva y mejorada versión del filete de pollo empanado xD Pero seguro que si seguimos la receta de Mary y sus consejos paso a paso conseguimos que nos salga algo… aunque lo más probable es que nuestro intento parezca más un zapato pocho que un pudding. Pero seguro que está riquísimo ^^.

      ¡Muchas gracias por pasarte!

    2. JAJAJA. SOY UN SINSAJO. *O* ¡Si yo ardo, arderéis conmigo!
      Pero ahora en serio, ¡anímate a intentarlo! Los postres son lo más fácil del mundo, y este en concreto no necesita ni batidora, lo único que hay que hacer es remover con una cuchara. No tiene ningún misterio, en serio. Además, ¡las Navidades son el mejor momento para animarse a hacerlo!
      ¡Un besazo enorme!

      1. Yo tengo la pena de que ni los bizcochos me suben pero sí solo hay que darle un la cuchara jajajaja.
        Temo más por la integridad de la cocina por aquello de que va a haber fuego de pr medio pero siempre puedo hacerlo en casa ajena (?)

        (el público pide cerveza de mantequilla).

  3. Hola Doriii!!!! Soy María amiga de Ysa la de Sevilla! El descubrimiento de este blog no me lo esperaba, simplemente he buscado tu libro y fíjate donde he llegado, te felicito porque el blog es muy acogedor y con las recetas me he quedado impresionada. Decirte que como enamorada de la cocina y especialmente de los postres me ha encantado esta receta de puddings, te aseguro que la voy a hacer y que te pasaré una foto cuando los termine, espero que salgan con una pinta tan apetecible como la que tienen los de las fotos, y eso de flambear me ha dejado patidifusa, increible, lo haré en más de un postre (sin quemar la casa) para sorprender al personal. Muchos recuerdos y besitos desde Sevilla Dori y que sepas que la próxima vez que vengas te acogeremos por aquí con los brazos bien abiertos!!!

    1. ¡Hola, María! JIJIJI me alegro un montón que te haya gustado el blog, aunque tengo que confesar que los postres no los hago yo sin nuestra amiga Mary

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